La Viuda Negra es una araña muy venenosa, pero extrañamente tímida. Luego de estudiarlas por meses en su casa de Virginia, el naturalista Jack Landers tuvo la oportunidad de experimentar en primera fila los molestos síntomas de la picadura de una, además de probar un nuevo tratamiento experimental.
Landers afirma que a pesar de su reputación, las viudas negras son especialmente tímidas: Landers descubrió que cerca de su casa era un lugar ideal para encontrarlas, atrapar algunas y observar sus hábitos de cerca. Al alimentarlas con grillos u otros insectos pequeños, Landers notó que el primer instinto es retraerse; cuando atacan, envuelven a su presa y solamente al final inyectan el veneno. Las hembras son mucho más vistosas y venenosas que los machos: ellas son de mayor tamaño y presentan la característica marca roja en forma de reloj de arena, mientras que el macho es más pequeño y de color café. Pese a su nombre, la hembra rara vez mata al macho, y Landers cree que sólo en cautiverio.
Al realizar una excursión de pesca, Landers fue picado por una viuda negra que se metió en su zapato. El escritor describe los síntomas como un "calor" profundo subiendo por el abdomen durante los primeros minutos, seguido por una sensación de opresión en la caja torácica. Cuando llegó al hospital, los médicos le explicaron que los antivenenos se utilizan solamente cuando el paciente está en el umbral de la muerte, pues estos pueden provocar reacciones alérgicas.
El primer antiveneno para arañas fue descubierto en 1895 por el médico francés Albert Calmette, quien lo sintetizó al inyectar a un caballo con la toxina de la araña, provocando que su cuerpo produjera el antídoto a través de la sangre. Aunque el antídoto ha salvado muchas vidas, hay personas que pueden ser alérgicas a la proteínas de caballo, lo que puede generar una reacción más peligrosa en el cuerpo que la producida por la mordedura de la viuda negra.
Landers, sin embargo, formó parte de un grupo de pruebas para un nuevo antídoto hecho con proteína de oveja en vez de caballo y según contó al New York Times, pudo volver a casa sin complicaciones a la mañana siguiente.