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John Lennon anunció el fin del sueño, la transformación de la morsa en su sí mismo, su creencia única en él y en ella, en el presente, en God, más allá de conceptos.


Be yourself; everbody else is already taken.

Oscar Wilde

Hoy hace 32 años fue asesinado John Lennon en Nueva York por el asesino mentalmente programado Mark David Chapman --quien después de disapararle permaneció enfrente del edifico Dakota leyendo Catcher in the Rye. Existen otras popstars quizás tan famosas como Lennon pero seguramente ninguna tan intelectualmente  desafíante, ninguna que dentro del sistema se haya cuestionado tanto la naturaleza del sistema y de la misma realidad que habitamos. Lennon en este sentido es el más grande. Y quizás por eso tuvo que morir.

Una poderosa muestra del cuestionamiento intelectual privilegiado de Lennon --tanto por su propia mente como por lo que tuvo la oportunidad de vivir-- es la canción "God", con la cual simbólicamente inició una nueva etapa después de Los Beatles, marcada por la exploración personal, por la búsqueda de la individuación.

Con lo que parece ser la más desgarradora sinceridad, John Lennon enlista las cosas en las que no cree --Dios, un concepto solamente. Esta lista de ídolos no es gratuita, son personas, objetos y disiciplinas que el mismo Lennon atravesó y de las cuales se alimentó, que lo formaron y fortalecieron. Pero la verdadera fuerza está en la renuncia. Los ídolos en los que ya no cree son: la magia, I Ching, Bible, tarot, Hitler, Jesús, Kennedy Buda, mantra, [Bhagavad] Gita, yoga, reyes,Elvis, Zimmerman (Bob Dylan) y los Beatles. Lennon dice "sólo creo en mí/ en Yoko y en mí/esa es la realidad".

El agnosticismo de Lennon tiene el valor añadido de que una de sus grandes características fue su deseo de experimentación, de probarlo todo.  Pero después de la orgía, el poder, la vanidad y el sueño, sólo queda él y lo inmediato, acaso el amor. Una realidad que se erige sobre la magia y la fantasía, a su vez con una fuerza mágica, la del individuo que es él mismo.

La carta credencial de Lennon hace pensar en Robert Anton Wilson, quien se definía como un agnóstico místico, y que dijera "la creencia es la muerte de la inteligencia". Anton Wilson también experimentó numerosas disciplinas  y modelos de mundo: la magia crowleyana, las drogas psicodélicas o la física cuántica para llegar a la conclusión  de que todos estos modelos de la realidad son solo sistemas conceptuales que describen más las creencias de las personas que los formulan o practican que la realidad en sí misma.

"God" es sin duda uno de los grandes cantos a la individualidad que ha dado la cultura pop (no ciertamente al egoísmo, sino a la profundidad del ser en su máxima inmediatez, en su inmanencia). Un brillante despojo de las máscaras rutilantes, para anclarse en lo único que verdaderamente sabemos: que somos y que en nuestro propio ser hay suficiencia. Esa es la individualidad pura --la indivisibilidad, la unidad interior-- que de todo suya, y sólo así, puede iniciar una relación real con una persona que lo acompaña, y que confirma su realidad solamente en su presencia. En otras palabras, solo soy real yo y la persona o personas que están conmigo ahora --porque solo existe el presente.

A mi juicio hay un cierto misticismo en dejar de creer en lo demás, no llevando esto al solipsisimo delirante, sino a la autonomía. Dejar de creer en lo ajeno es el paso fundamental para ser uno mismo, sin miedos y programas mentales alienantes. Aceptando y ejerciendo aquello particularmente único en nosotros --por poco placentero o previamente deseable que parezca. Hay una cierta belleza en la expresión de lo auténtico que trasciende conceptos. Si es que existe algún tipo de destino cumplido en el mundo, debe de ser eso, ser uno mismo. Si es que existe el espíritu, ese es el único camino. Quizás Lennon lo sabía: en la individualidad está la divinidad .

Twitter: @alepholo