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El pésimo servicio de mapas de Apple genera una especie de arte involuntario surrealista: caminos urbanos derretidos como fracturas en la continuidad del tiempo-espacio.

Intentando competir con Google Maps, Apple concibió iOS 6 Maps. Los resultados no fueron muy buenos. La empresa de la manzanita que todo lo convierte en oro, en esta ocasión incluso tuvo que salir a disculparse.

Google Maps, Street View y Google Earth, se han convertido, además de una útil forma de navegar este planeta, en generadores de una nueva forma de arte que se agrupa dentro de lo que se conoce como The New Aesthetic --aquella que surge del ojo de la máquina, del tamiz de la tecnología. 

Un blog parodia los mapas de Apple, haciendo mofa de su poca calidad de visualización y sus imprecisiones. Ahí encontramos estás surrealistas autopistas derretidas, que recuerdan los relojes líquidos de Dali. Una especie de fractura de el tiempo-espacio  --en el telar del universo-- digna de la serie Fringe. Las autopistas vistas a través de una niebla espectral de baja definición, como una alucinación a mediodía en un sol-espejismo de glitches.

El movimiento de la Nueva Estética es esbozado en su esparcimiento por Will Wiles en el sitio Aeon Magazine:

La silueta espectral de algo que emerge a la vista: de la forma en la que la máquina lo ve. La expansión de los ojos de robots --en teléfonos, drones, en edificios, satélites, en vehículos de Google, en nosotros. La forma en la que las máquinas nos muestran las cosas, la expansión de las pantallas. El surgimiento de la realidad aumentada, la inserción de los constructos digitales en paisajes reales. La forma en la que las cosas nos parecen cuando son mediadas, de alguna manera, por una máquina digital.