Un músico produce una dulce melodía matemática sonorizando la constante Pi (π) cuyo valor es el radio de cualquier círculo euclidiano
Como bien lo demostró el lúcido Pitágoras, las matemásticas manifiestan el alma de la música. Retomando consciente o inconscientemente esta línea un músico decidió traducir la famosa constante matemática conocida como π (Pi), cuya valor fijo es de 3,14159265358979323846..., en una agradable melodía numérica. Pero tal vez lo más sorprendente es que al transmutar los números en sonidos utilizó 31 números decimales, algo que sin duda aumenta la complejidad de la tarea pero a la vez enriquece el discurso sonoro del ejercicio. El resultado es tan armónico que incluso nos hace suponer una relación de espejo frente a la máxima pitagórica, lo cual nos lleva a preguntarnos si el alma de las matemáticas es, a su vez, sonora.
