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La prisión como espacio de recogimiento espiritual; desde Dostoyevski a Tim Leary, el encarcelamiento puede renovar el pacto vitalista

I could be bounded in a nutshell and count myself king of infinite space.- Hamlet

Dentro de ese monumento al espíritu que es la obra de Dostoyevski, en Crimen y Castigo, el gran maestro ruso argumenta que aunque un hombre estuviera condenado a vivir para siempre en un metro cuadrado, aislado, en un gulag fuera de la civilización, de todas formas la vida valdría la pena, implicando que en ese retiro forzado se puede acceder a todos los frutos de la existencia, frutos de luz secreta. Implicando que el hombre en su metro cuadrado lejos de las cuitas cotidianas, aún tendría que librar la lucha por conquistar su alma (y tendría un reino de por medio).

Ahora me viene a la mente Tim Leary en la cárcel. El gurú de la psicodelia, con su sonrisa de rascal, haciendo yoga, repitiendo a Sócrates y adoctrinando a los reos sobre la mente humana y su poder de procesamiento en el que de alguna forma cabe la computación de las estrellas en el firmamento... Leary que nunca cejo en su intención de masterizar la biocomputadora humana y abrir un portal, en la cárcel del cuerpo, para vagar libremente por el espacio cósmico. Veo sus músculos y su sonrisa que se derrama entre los barrotes, venas y cuernos, divino daemon...

Según Robert Anton Wilson, dentro de la cárcel, Leary recibió una comunicación interestelar de la estrella azul cuyo ojo secreto se enciende en la glándula pineal. En esas noches de confinamiento solitario, como la casa sosegada de San Juan de la Cruz, era posible salir.

En la cárcel algunos hombres se echan como bestias dóciles a dormir en la cama de piedra; otro se levantan y crecen como ángeles en la oscuridad. Ver como un hombre que ha sido abandonado por la mundanal suerte, secuestrado y acuchillado, no pierde un momento para ejercitarse y esparcir energía entre sus compañeros, es ver una fuente inmarcesible en una grieta al fondo de la materia, como aquello que los físicos llaman el vacío cuántico, capaz de incendiar el universo en un chispazo. Conocerás a Dios en la cárcel.

Levanta una piedra.

La luz del amanecer y a la distancia el mar entre cactus vigilantes. La renovada esperanza y la fraternidad fractal con la humanidad, nunca una vana promesa. El secreto es la fuerza de saber que todo está en cada parte, las islas se conectan submarinas, en ese espacio mínimo está el aleph.