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Ante el cáncer social de los partidos políticos surge la pregunta de si ¿el poder político sólo puede ejercer a través de los partidos?

PREGUNTAS TONTAS

¿Seríamos los mexicanos más felices sin los partidos políticos?

¿Podría existir un estado moderno sin partidos políticos?

Estoy seguro que los politólogos al servicio de la teledictadura declararían que son dos preguntas tontas. Para solaz del ego de esos ínclitos politólogos, se pueden plantear más preguntas tontas, por ejemplo:

¿El poder político sólo se puede ejercer a través de los partidos?

¿Es suficiente, para el ejercicio de la cultura democrática de una sociedad, que los ciudadanos, cada tres o seis años voten y otorguen un “mandato” para su representación a los partidos políticos?

¿Son diferentes los partidos políticos realmente existentes en México?

¿Sólo se distinguen por los colores, por los emblemas?

¿De qué sirven los documentos básicos de los partidos? ¿A quién le sirven?

Bueno, los partidos sí cumplen una función en este país: el de reproducir el sistema de dominación burgués de la oligarquía. No importa  que el PAN lo haga por convicción, el PRD por sumisión y el PRI por conveniencia, y que los demás partiduchos, sólo sean una caricatura de los primeros, pero todos, igual de corruptos.

Veamos unos datos interesantes que nos pueden servir para entender el proceso de enriquecimiento de algunos políticos famosos:

Los partidos políticos reciben un subsidio fiscal de:

PRI: 957 millones de pesos.

PAN: 758 millones de pesos.

PRD: 403 millones de pesos.

PT: 204 millones de pesos.

PVEM: 279 millones de pesos.

Convergencia: 184 millones de pesos.

PANAL: 205 millones de pesos.

En números redondos, suman unos tres mil millones de pesos. Un dineral, y eso sin contar la lana que reciben por abajo y por arriba del agua, del sector privado, muy interesado en eso de hacer fraude electoral, para imponer un candidato.

La ingenua pregunta inicial, quizá nunca se la podrán hacer los mexicanos, pero yo estoy seguro que no serían más infelices sin los partidos políticos.

El concepto de partido político como una estructura institucional para hacer negocios, es una verdadera creación original de la idiosincracia política nacional.

Los votos de los electores, que deberían de contarse como en una asamblea de accionistas, en el sistema político nacional no sirven más que para legitimar la política del grupo en el poder, los que se quedan con todas las ganancias.

Propongo, que como los coches, un día de la semana no circulen los partidos políticos:

Lunes: PRI

Martes: PAN

Miércoles: PRD

Jueves: PVEM

Viernes: PT

Sábado: Convergencia

Domingo: PANAL

Que colaboren en la lucha contra la contaminación política.

La bachicha:

Muy convenientemente cayó “Tony Tormenta”. ¿A poco no, señor inspector Poiret?