8 rebeldes que decidieron vivir sin dinero y fuera del sistema
AlterCultura
Por: Luis Alberto Hara - 12/16/2015
Por: Luis Alberto Hara - 12/16/2015
Walter Benjamin escribió en sus famosas tesis sobre la historia que "no hay afuera del capitalismo": todo lo que hagamos, incluso el acto de nacer, moviliza el aparato social en forma de productos y servicios de los que alguien siempre sale beneficiado. Pero cuando observamos la naturaleza (digamos, como la veían los pensadores anteriores a la Ilustración, no como algo a superar o dominar, sino algo precedente, probablemente más armónico que lo social, pero con su caos particular) vemos que la forma "dinero" no existe de ninguna manera: las relaciones de dominación y dependencia entre los miembros de una especie, entre clanes o entre las especies mismas de un ecosistema no se rigen por un "significante neutro" que materializa virtualmente a todos los demás; en otras palabras, el dinero es una convención; o en términos un poco más místicos, una ilusión.
Estas personas nacieron en el seno de grupos sociales desarrollados y tal vez por ello su búsqueda de la distancia con la sociedad tuvo que partir de romper lazos con ella: en ocasiones estas historias de exclusión voluntaria del mundo parten de una tragedia, pero para la mayoría se trata de encontrar una forma de vida que simplemente no existe en las comunidades humanas.
Raphael Fellmer, de 28, y su mujer española Nieves Palmer, de 26, viven sin dinero, alimentándose exclusivamente de productos “rescatados” que la sociedad alemana desecha. Son veganos y a pesar de haber tenido una hija viviendo únicamente de lo que producen en su jardín, gozan de buen estado de salud y mucho tiempo libre para dedicar a sus intereses. “Unas cuatro veces por semana, voy a inspeccionar, con la mochila, los contenedores de los supermercados biológicos; encuentro de todo, jabones, chocolates, cosméticos, además de lácteos, frutas y verduras que todavía se pueden consumir", afirma Fellmer.
Este joven inglés no tiene casa, pero cuando fue entrevistado por Gizmodo afirmó que un techo sobre su cabeza es simplemente algo prescindible, pero carecer de señal Wi-Fi no. No se trata de un "simple" homeless, pues a menudo hace de DJ en fiestas mezclando música electrónica o colaborando con medios digitales desde su laptop. Es lo más parecido a estar desconectado del mundo sin salir completamente de él.
David Glasheen era un magnate australiano que perdió su fortuna en 1987, por lo que decidió irse a vivir a una isla solitaria junto con su perro. Desde entonces, a pesar de los intentos de desalojo, David se mantiene cultivando su propia comida, pescando e incluso preparando su propia cerveza en la comodidad de su mundo, el cual seguramente es más pequeño en extensión que la calle donde vives, pero donde el único rey es él.
Luego de un viaje a la India, Daniel Suelo decidió que su misión era vivir sin ilusiones en el lugar más peligroso para hacerlo: Estados Unidos. Se "mudó" a una cueva hace más de 14 años, desde donde vive una vida similar a la de los monjes mendicantes que conoció en sus viajes, de los que incluso ha extraído algo de su retórica, la cual, además de su particular estilo de vida, lo ha hecho una celebridad virtual:
¿Qué es más adictivo? ¿El dinero o el crystal meth? El apego a una ilusión te hace ilusorio, te hace irreal. El apego a una ilusión se llama idolatría, se llama adicción. El dinero es una de esas cosas intrigantes que parece real y funcional porque dos o más personas creen que es real y funcional.
Un testimonio recibido directamente en la bandeja de contacto de Pijama Surf fue la historia de Benjamin Lesage, un joven francés que había recorrido gran parte del mundo gracias a la generosidad de la gente que encontraba en su camino; a través de fronteras y océanos, Lesage (¿"el sabio"?) redescubrió que "la Tierra, la naturaleza, el Sol, nos regalan sus frutos sin esperar nada a cambio. Todo nos fue regalado y lo injusto es acaparar recursos y venderlos como si fueran nuestros".
El emprendedor web Dave Bruno decidió en 2008 que tenía demasiados objetos innecesarios en su vida, por lo que ideó algo llamado "100 things challenge", como un ejercicio de posesión consciente según el cual en el plazo de 1 solamente conservaría los 100 objetos que le parecieran absolutamente indispensables para la supervivencia. Tal vez su caso no sea el de una desconexión tan extrema del mundo social, pero nos lleva a reflexionar (como escribe Chuck Palahniuk en Fight Club) sobre que los objetos que posees terminan por poseerte a ti tarde o temprano; si nos liberamos de los objetos innecesarios, las ideas innecesarias también se higienizan.
Revisando el panorama inmobiliario, este diseñador freelance de California decidió seguir las instrucciones de tutoriales en línea y construir su propia casa. Para ello juntó sus ahorros y los de su novia, unos 30 mil dólares, y fabricó una diminuta y acogedora casa móvil, liberándose así de rentas, hipotecas y todas las sujeciones asociadas a la posesión de la tierra. "Al no tener que pagar una renta", dice Lisefski, "entonces ahorraré dinero, lo cual me permitirá una vida laboral menos acelerada, y así tener más tiempo para dedicar a mi salud, a mis otros intereses y a viajar".
Eric Valli es un fotógrafo que dedicó muchos años a documentar las formas de vida de personas o grupos que decidieron salir del sistema, además de sus estrategias para hacerlo. Desde los místicos ferales hasta las eco-aldeas posneolíticas, el testimonio gráfico de su investigación permite acercarnos a los que han decidido alejarse voluntariamente de la sociedad.
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