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Una medida que podría (y debería) marcar la pauta alrededor del mundo

Todos sabemos que las redes sociales producen enfermedades mentales en una gran parte de la población particularmente los más jóvenes y los que menos estructura familiar y cultural tienen. El problema es qué hacer al respecto. Por mucho tiempo, la discusión ha sido en torno al contenido al que están expuestos y a modificar la manera en la que redes sociales como FB o TikTok, entre otras, se dirigen a sus usuarios. Pero la respuesta no pasa por modificar el contenido, pues como notó McLuhan hace más de 60 años, la esencia de los medios de comunicación y el grueso de sus efectos no yace en su contenido sino en la propia estructura: el medio es el mensaje. Por ello no existe otra solución, más que limitar seriamente el acceso a las redes sociales y el gobierno de Australia ha tomado la batuta. 

El gobierno australiano ha anunciado planes para introducir una legislación que prohibiría el acceso de adolescentes más jóvenes y niños a las redes sociales antes de las próximas elecciones. El primer ministro, Anthony Albanese, declaró que esta restricción, que probablemente se aplicará a menores de entre 14 y 16 años, será introducida antes de que termine el 2024, marcando un cambio significativo en las políticas digitales destinadas a proteger a los menores.

Esta propuesta sigue a un ensayo financiado con 6.5 millones de dólares sobre tecnología de verificación de edad, y refleja medidas similares adoptadas en otras partes del mundo, como el Reino Unido y algunos estados de los Estados Unidos. Sin embargo, aunque la intención detrás de esta prohibición parece clara—proteger la salud mental y la seguridad de los niños—, existen numerosos factores a considerar, desde la posibilidad de hacer cumplir la ley hasta preocupaciones relacionadas con la privacidad.

La decisión del gobierno está impulsada principalmente por la creciente preocupación sobre los efectos negativos de las redes sociales en la salud mental y el desarrollo de los niños. Numerosos estudios han demostrado cómo la exposición constante a estas plataformas puede contribuir a la ansiedad, la depresión, el acoso cibernético y los problemas relacionados con la imagen corporal en los usuarios jóvenes. Reducir el acceso a estas plataformas podría, por lo tanto, fomentar entornos psicológicos más saludables para los menores.

En Australia del Sur, ya se han propuesto medidas similares, estableciendo el límite de edad en 14 años. Además, la oposición, representada por la Coalición, prometió a principios de este año que prohibiría el acceso a las redes sociales para menores de 16 años dentro de los primeros 100 días si ganan las próximas elecciones. Este consenso creciente subraya la urgencia percibida de tomar medidas contra el acceso sin restricciones de los niños a estas plataformas potencialmente dañinas.

En el centro de la legislación propuesta está el concepto de la tecnología de verificación de edad, que garantizaría que solo los usuarios con la edad adecuada puedan registrarse en cuentas de redes sociales. Implementar tales salvaguardas podría proteger a los niños de contenido inapropiado, del acoso cibernético y del comportamiento depredador, además de mejorar la salud mental al reducir la exposición a comparaciones sociales negativas y presiones en línea. También apoyaría un mayor control parental sobre las interacciones digitales y la socialización de los menores.

A pesar de la claridad de la intención detrás de la legislación, varios desafíos clave podrían obstaculizar su efectividad. La capacidad de hacer cumplir una prohibición de redes sociales para niños plantea desafíos logísticos importantes. Muchas de las plataformas internacionales como Instagram, TikTok y Facebook tienen sus sedes fuera de Australia, lo que hace que sea difícil garantizar el cumplimiento, especialmente en plataformas más pequeñas o nuevas. Incluso si se imponen multas a las grandes empresas por no cumplir con las normas, los expertos cuestionan cómo se mantendrá realmente la prohibición.

Uno de los mayores problemas con la verificación de edad es la facilidad con la que los niños más hábiles tecnológicamente pueden eludir las restricciones. En los Estados Unidos, donde se han implementado leyes de verificación de edad en estados como Utah y Luisiana, se ha registrado un aumento dramático en el uso de redes privadas virtuales (VPN) que permiten a los usuarios enmascarar su ubicación y acceder a contenido restringido

La medida ha sido recibida con una mezcla de alabanza y crítica, particularmente los jóvenes de entre 12 y 16 años se han quejado, diciendo que es absurdo y que además no se logrará implementar. Es de esperarse y aunque seguramente se enfrentará a muchos obstáculos, no menos de las mismas compañías tecnológicas, es un primer paso a lo que en los siguientes años seguramente será una tendencia global, a la luz de la evidencia, y deberá ser perfeccionado.