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Las memorias sobre las drogas se han convertido en un género literario fecundo. Estas son las mejores obras, encabezadas por de Quincey y Baudelaire, los grandes popes de esta religión sublunar.

Los relatos sobre las drogas se han convertido en un lugar común en nuestra época, acaso más hedonista que religiosa, o religiosa pero ahora a través del placer y la sensualidad de la visiones. Thomas de Quince y luego Charles Baudelaire inauguran una sensibilidad literaria que encuentra un pasaje a lo divino a través de las drogas. En estos dos escritores está la plantilla para la iiversa exploración psiconáutica que en nuestra época se ha vuelto mainstream

Por supuesto, el ser humano siempre ha utilizado sustancias psicoactivas para explorar la mente y vincularse con lo divino. El Rig Veda, una de las más importantes y antiguas muestras de la literatura universal, tiene decenas de himnos dedicados al soma, un dios y a la vez una planta que confiere la ebriedad divina. Los poetas védicos incluso describen cómo se expande la luz al tomar el néctar y la llegada de un vigor que ha confundido a antropólogos entofarmacólogos que siguen buscando el mítico soma. Los griegos, sin embargo, fueron más parcos al hablar de los efectos de la misteriosa sustancia que se tomaba en los ritos de Eleusis. Sin embargo, se pueden encontrar algunas otras descripciones sobre experiencias con sustancias a lo largo de los siglos, pero como tal el género del memoir de las drogas no empieza, no galvaniza a la sociedad, no se convierte en una obra de arte como tal hasta este acontecimiento cardenal para la prosa universal, que es la confesión onírica y voluptuosa de Thomas de Quincey, el comedor de opio inglés.

Esta lista nace de una veneración ee Quincey y la línea que inaugura en la literatura que avanza de él hacia Poe y Baudelaire , pasa por Benjamin, trastoca a la generación beat -menos fina y más vulgar- y vuelve a aparecer de manera más elegante en Roberto Calasso, quien escribe algunas de las páginas más lúcidas sobre la ebriedad divina, pero salteadas a lo largo de su obra, por lo cual no hemos incluido un texto en específico de este autor. Igualmente cabe mencionar a Walter Benjamin, discípulo de Baudelaire,  quien escribió diversos artículos e hizo varias menciones esclarecedoras sobre el uso del hachís, pero que no dejó un texto central de gran aliento sobre este tema.  Los pasajes que le dedica William James a sus experiencias con el gas de la risa en su clásico "The Varieties of Religious Experience" también merecen citarse.

1. Confesiones de un inglés comedor de opio - Thomas De Quincey (1821)

Un relato autobiográfico que detalla la experiencia de De Quincey con el opio, exaltando sus efectos placenteros y detallando sus consecuencias destructivas, rise and fall de un imperio etéreo. Este es el libro que inició el género y es  el mejor. De Quincey es exquisito como escritor y como soñador, dueño de una imaginación deliciosa, clásica y oscura, capaz de conjurar deidades extrañas, las cuales él mismo crea con su potencia gnóstica, como las Tres Damas del Pesar (Ladies of Sorrow) (si bien éstas aparecen en "Suspiria de Profundis", la secuela a la obra mencionada). Nuestro autor rememora su infancia y su vida como un académico precoz en los laberintos de Londres, durmiendo en edificios abandonados con su benefactora, la espectral e inmaculada prostituta Anne, a quien extravía. De Quincey inaugura el personaje del adicto atormentado y genial, a través de cuyos ojos vemos un mundo embrujado y lleno de cultas referencias (pues de Quincey fue un clasicista extraordinario). Perdura su prosa fina, mística pero elegante; suave laúd que alaba inmortalmente la gloria del láudano. De Quincey es también el que crea el modelo: el adicto es un devoto de primer orden que diviniza  a su droga predilecta y preside su religion -como el amor, una religión falible-.

2. Paraísos artificiales - Charles Baudelaire (1860)

Baudelaire homenajea a de Quincey y su religión del opio, incluso copia largos pasajes de De Quincey. intercalados con comentarios, sublimes reflexiones.  Pero también sigue al maestro en sus aventura y narra sus experiencias con el hachís, sustancia de su devoción, de la cual también nos regala una breve historia oriental. Resultan asombrosas las intuiciones de Baudelaire sobre los efectos de las drogas, las cuales siguen sin haberse superado aún. Sabe que es el fumador el que proyecta sobre la droga sus capacidades, acaso solo con la acentuación y la relajación de sus nervios y sensibilidad que la droga permite. Vive experiencias de fusión con la divinidad y el todo, como uno pensaría solo se pueden encontrar con la ayahuasca o los hongos. Y nos regala deliciosas observaciones estéticas. El dandy de la ciudad, el flaneur de las calles, es también el dandy de la mente, el flaneur de los edificios oníricos. 

3. Las puertas de la percepción y Cielo e infierno - Aldous Huxley (1954)

Huxley introduce en este libro,  que suele incluir a la secuela Cielo e infierno en muchas ediciones,  un recuento de los viajes psicodélicos, propiamente aquellos que manifiestan la mente, tomando el caso de la mescalina.  Las visiones de Huxley son eruditas y artísticas. En el apéndice comparte toda una genealogía de los viajes alucinatorios, desde el ayuno, la oscuridad, la carne cruda y hasta la pirotecnia. 

4. Acercamientos: Drogas y ebriedad- - Ernst Jünger (1970)

Jünger  es otro prosista de gran calidad, y aquí de nuevo tenemos un libro heterodoxo en el que las reflexiones sobre las drogas dan pie a memorias y recuentos históricos y mitológicos. 

5. Junky - William S. Burroughs (1953)

Novela autobiográfico en la que Burroughs introduce el que será el tema fundamental de toda su obra, la heroína y su adicción.

6. True Hallucinations y Food of the Gods - Terence McKenna (1993)

Un par de libros de McKenna, el primero un recuento de sus viajes en La Chorrea comiendo enormes cantidades de hongos en los pastizales de La Chorrera, en el Amazonas colombianos. Aquí Mckenna cree haber decodificado un código escatológico magnetiza al ser humano hacia una revelación. Food of the Gods es una historia más erudita con reflexiones

7. The Psychedelic Experience - Timothy Leary, Ralph Metzner, y Richard Alpert (1964)

Tomando al "Libro Tibetano Libro de los Muertos" como modelo, este manual guía a los usuarios del LSD en relación a la frontera última de la muerte,  catalizando un potencial de transformación o reprogramación. Leary y Alpert, ambos profesores de Harvard, serían los grandes protagonistas de la revolución psicodélica de los sesenta. 

8. Blotter: The Untold Story of an Acid Medium - Erik Davis (2024)

Un libro reciente de la pluma mercurial de Erik Davis, el preeminente historiador y analista cultural de la contracultura estadounidense. En este caso, el pretexto es el arte de las planillas de LSD. y a través de ese medio visual entramos al extraño y fabuloso mundo del ácido.

9. Fear and Loathing in Las Vegas - Hunter S. Thompson (1971)

Un viaje alucinante y caótico a través del consumo de drogas en Las Vegas, este libro es un clásico del periodismo gonzo,, llevado a la pantalla por Terry Gilliam 

10. Miserable Miracle - Henri Michaux (1956)

Este libro narra las experiencias tomando mescalina de Michaux, conocido por su vida abstemia. Es también una especie de colllage que aborda visual y textualmente las diferentes manifestaciones de esta sustancia.  Se podría igualmente haber incluido La danza del peyote de Antonin Artaud.