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David Foster Wallace sobre cómo se siente estar clínicamente deprimido

Arte

Por: Joaquín Bretel - 07/18/2024

David Foster Wallace vivió la depresión como pocas personas y fue también el más lúcido describiéndola

David Foster Wallace fue uno de los últimos grandes escritores estadounidenses, un auténtico genio torturado por problemas mentales. Su novela Infinite Jest, es posiblemente la mejor novela estadounidense de los últimos 30 años, aunque por supuesto eso puede disputarse. Hijo de dos académicos, Wallace creció con mucha presión para destacarse intelectualmente y sufrió de depresión desde el final de la adolescencia. Wallace fue muy abierto sobre sus problemas mentales, de hecho son parte fundamental de toda su obra. Lamentablemente Wallace se suicidó en el 2008, después de intentar cambiar de medicamento. Tenía 46 años.

En un cuento escrito cuando estudiaba la licenciatura en la Universidad de Amherst, Wallace revela con gran claridad y sensibilidad cómo se siente estar deprimido. Wallace empieza su narración señalando que lleva un año tomando antidepresivos. 

He estado tomando antidepresivos durante, ¿qué? más o menos un año, y supongo que me siento bastante calificado para decir cómo son. Están bien, en realidad, pero están bien de la misma manera que, digamos, vivir en otro planeta que fuera cálido y cómodo, y tuviera comida y agua fresca estaría bien: estaría bien, pero no sería la buena y vieja Tierra, obviamente. No he estado en la Tierra durante casi un año porque no me estaba yendo muy bien allí. He estado un poco mejor aquí donde estoy ahora, en el planeta Trillaphon, lo cual supongo que es una buena noticia para todos los involucrados.

Aquí podemos ver un hecho muy interesante y un tanto problemático. Los antidepresivos lo ayudaron inmensamente, pero a la vez lo colocaron en un estado que él mismo  describe como extraterrestre, lo sacaron del mundo común, de la tierra con toda su luz y oscuridad, y lo insertaron en otro mundo en el que había comodidad pero siempre restaba un dejo de nos ser la querida tierra. Estaba mejor pero no podía estar donde estaban los demás, había una especie de alienación artificial producto de los antidepresivos.

Wallace explica luego que la depresión clínica es otro animal muy distinto a estar "triste". Se refiere a la depresión como "la cosa mala" (The Bad Thing) y la diferencia notablemente de la mera tristeza.  Esta es la desgarradora descripción de esa criatura maligna que todo lo invade:

Imagina que cada célula en tu cuerpo está tan enferma como un estómago nauseabundo. No solo tus propias células, sino también las bacterias en ti, las mitocondrias, los cuerpos basales, todo está enfermo, hirviendo y caliente como gusanos en tu cuello, tu cerebro, por todas partes. Imagina que cada átomo en cada célula está igual de enfermo, intolerablemente enfermo. Cada protón y neutrón en cada átomo hinchado y pulsando, fuera de color, enfermo, sin ninguna posibilidad de vomitar para aliviar la sensación. Cada electrón está enfermo, girando fuera de balance y errático en estas órbitas que son como una casa de los espejos llena de gases venenosos moteados de amarillo y púrpura. Todo desequilibrado y mareado. Los quarks y los neutrinos fuera de sus cabales, rebotando enfermos por todas partes, rebotando como locos. Imagina eso, una enfermedad totalmente extendida por cada parte de ti, incluso las partes de las partes. De modo que tu misma... misma esencia está caracterizada por nada más que la característica de la enfermedad; tú y la enfermedad son, como dicen, "uno". Eso es más o menos lo que es la Cosa Mala en sus raíces. Todo en ti está enfermo y grotesco. Y dado que tu único conocimiento del mundo entero es a través de partes de ti, como tus órganos de los sentidos y tu mente, etc., y dado que estas partes están terriblemente enfermas, el mundo entero tal como lo percibes y conoces y estás en él te llega a través de este filtro de mala enfermedad y se vuelve malo. A medida que todo se vuelve malo en ti, todo lo bueno sale del mundo como el aire de un gran globo roto. No hay nada en este mundo que conozcas más que olores horribles y podridos, vistas tristes y grotescas de colores pastel lúgubres, sonidos estridentes o tristemente mortales. Situaciones intolerables sin fin en un continuo que simplemente no tiene fin. Ideas increíblemente estúpidas y desesperanzadas. Y del mismo modo que cuando estás enfermo del estómago te asusta profundamente que tal vez nunca se vaya, la Cosa Mala te asusta de la misma manera, solo que peor, porque el miedo en sí mismo está filtrado a través de la mala enfermedad y se vuelve más grande y peor y más hambriento de lo que comenzó. Te desgarra y entra allí y se retuerce alrededor.

Esto es importante, Wallace experimentaba la depresión como una enfermedad total, de todo su ser. No es meramente una condición emocional, sino que se manifiesta de una manera que altera totalmente su fisiología y a partir de esto -y no al revés- su relación con el mundo. Sí es verdad, que cambiar de modo de pensar podría realmente hacer una diferencia, pero lo esencial es que para cambiar de modo de pensar necesitas que tus células estén sanas para poder siquiera empezar a vislumbrar una nueva perspectiva.

Así es como funciona la Cosa Mala: es especialmente buena atacando tus mecanismos de defensa. La forma de luchar contra o alejarse de la Cosa Mala es claramente pensar de manera diferente, razonar y discutir contigo mismo, cambiar la forma en que percibes y procesas las cosas. Pero necesitas tu mente para hacerlo, tus células cerebrales con sus átomos y tus poderes mentales, y eso es precisamente lo que la Cosa Mala ha enfermado. Te ha enfermado de tal manera que no puedes mejorar. Y empiezas a pensar en esta situación bastante viciosa, y te dices a ti mismo: "Vaya, ¿cómo diablos puede la Cosa Mala hacer esto?" Piensas en ello con mucha intensidad, ya que es en tu mejor interés hacerlo, y de repente te das cuenta... ¡que la Cosa Mala puede hacerte esto porque tú mismo eres la Cosa Mala!

Esto es quizá lo más difícil de entender para las personas que no están clínicamente deprimidas. Cambiar de actitud o de patrones de pensamiento es sin duda cambiar el mundo que uno experimenta. Es algo tan poderoso y simple. Sin embargo, es algo prácticamente imposible para quien está clínicamente deprimido, porque aquello que puede sostener una actitud positiva está afectado en su raíz.  Esto es lo terrible de la depresión clínica. Es cierto que hoy en día existen otras herramientas. ¿Qué hubiera sido de David Foster Wallace recibiendo terapia psicodélica, ketamina u psilocibina? Es algo que nunca sabremos. Queda solo honrarlo y honrar a las personas que lucha con esa depresión terrible que devora la luz de cada una de sus células.