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Feliz Bloomsday: el día que conmemora la creación cósmica de James Joyce

Libros

Por: pijamasurf - 06/16/2023

El 16 de junio se celebra en Dublín y en el mundo literario el mítico día fundacional de la épica joyceana; día en el que Joyce tuvo su primera cita con la mujer que habría de ser su esposa y conoció las artes sexuales –indisociables de la creación artística

Si analizamos el acto de creación y consideramos con cierta lógica que de lo Uno surge lo Múltiple, entendiendo así desde nuestra perspectiva que la creación se da a través del sexo, quizás podríamos extrapolar y decir que el universo es el acto autoerótico de Dios o, en otras palabras, que el mundo es el resultado de la masturbación divina. Entonces es posible ver cierta poesía cósmica en el hecho de que una de las grandes obras de la literatura, el Ulysses de James Joyce, haya sido inspirada por una masturbación (aunque asistida). En cierta forma el primer gran acto onanista que se erigió sobre el vacío (como una serpiente aleteando) sigue sucediendo: el presente es perpetuo.

En cada hombre se repite la historia del universo, pero es el talento de un escritor el que permite percibir esta parábola microcósmica y resignificarla: ver en los patrones de su vida, en la gente que conoce y en la ciudad que habita, la historia de la humanidad que se recicla. El poder del mito, ese sueño colectivo, cuya fuente son los arquetipos, es la universalización de lo individual. James Joyce hizo de un día en su querida y aborrecida Dublín la poderosa parodia de la Odisea, un fractal de la historia humana, de la cual intentamos despertar.

Es su libro Portrait of the Artist of a Young Man, Joyce nos revela su ars poetica al comparar al artista con el dios que se lima las uñas mientras su creación se sucede, sin intervenir, “aloof”. El artista, entonces, deja de influir en su creación, deja de participar como un sujeto, como una voz particular, porque se ha fundido con ella en todas partes y por ello no es ubicable en un punto, es “no-local”, como el universo holográfico de la física cuántica. Y sin embargo, el artista que desparece de su obra deja algunas pistas de su diseño inteligente, un estilo cósmico—entre los tenues intersticios— que muestran su inclinación, su sentido del humor.

Joyce hizo del 16 de junio de 1904 el día cardinal de la literatura moderna, el día en que salió a dar un paseo con una niña de Galway, la cual en Dollymount Strand tuvo la gentileza de masturbarlo, revelándole “la dulzura del pecado”. Hay que ser grandes para hacer que todo una ciudad celebre el día en que te masturbaron. Tu iniciación, un rito planetario de música y cerveza, tus palabras repetidas en las esquinas de las calles por donde vagaste y sus fantasmas y ese lugar especial donde el elán vital explotó como un cometa sembrando una novela. Y quizás es justo aquí en este “pun” cósmico, aparentemente vulgar, donde se transparenta toda la elegancia de Joyce. Qué mejor regalo para su esposa, Nora Barnacle, que inmortalizar el día de sus manos en la memoria de la humanidad. Eso es poesía que sublima la represión católica.

«Irlanda sigue siendo católica y muy, muy, puritana. La última y más divertida broma de Joyce fue que, por la fuerza de su genio y su reputación internacional, les ha engañado para que conmemoren un hand job cada 16 de junio», escribe en Cosmic Trigger II Robert Anton Wilson, el heredero psicodélico de James Joyce.

Christopher Hitchens bromea diciendo que el Ulysses es la mejor obra jamás inspirada en una masturbación. Y, como mencionamos,  no es baladí que la masturbación sea el leitmotiv, pues la divinidad, como la creación joyceana, se alimenta de su propia energía, de un autoerotismo que se universaliza: el gran artista es su propia influencia e inspiración, crea extravasando su esencia.

Hoy Dublín y el mundo literario celebran la obra de James Joyce, recorriendo los lugares que aparecen en la novela, bebiendo cerveza, tomando el desayuno típico («Most of all he liked grilled mutton kidneyswhich gave to his palate a fine tang of scented urine») y leyendo el Ulysses de principio a fin en el espacio público. Una gran borrachera literaria inspirada en la masturbación de un joven de 22 años por una chica apodada “mankiller”.

Así, a través de Bloomsday, el día de la eclosión, Joyce logró que su orgasmo primordial perdure. Cada instante el universo se está creando.


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Imagen de portada: Nora Barnacle y James Joyce, 1930 (detalle)

Artículo publicado originalmente el 16 de junio de 2016. Actualizado el 16 de junio de 2023.