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Burlarse y ridiculizar a las mujeres no es comedia: el humor misógino ya no es gracioso

Sociedad

Por: Valentina Cisniega - 08/15/2022

La reciente tendencia de hombres ridiculizando el comportamiento de las mujeres ha causado molestia en muchos usuarios de redes sociales

La libertad de expresión es un tema controversial en tiempos de la posmodernidad y las redes sociales. Un concepto tan sencillo y delimitado se ha prestado a múltiples interpretaciones subjetivas que buscan justificar pensamientos y comportamientos que, en muchas ocasiones, son dañinos para la convivencia social. 

Tal es el caso de la reciente tendencia en la forma de hacer comedia por parte de algunos hombres. Ya sea con una peluca o simplemente una playera enrollada en la cabeza, algunos "influencers" y "comediantes" parodian los comportamientos estereotipados de algunas mujeres

Al principio, estos personajes causaban gracia porque imitaban situaciones cotidianas en las que muchas personas se veían reflejadas. Ya fueran las frases comunes de una mamá o los berrinches de las amigas en la secundaria, el contenido generaba empatía porque más de uno había pasado por ello. Pero después de tantos años viendo lo mismo, resulta que las bromas, las parodias y los chistes seguían siendo sólo sobre las mujeres.

Fue tanto el éxito de esta tendencia que creció el número de hombres que comenzaron a repetir esa fórmula para crearse fama en plataformas como Instagram y TikTok. Pero no sólo ellos se multiplicaron; de la misma manera, muchas usuarias comenzaron a poner en tela de juicio la raíz de esta nueva forma de hacer comedia. 

Resultó que es más fácil burlarse y ridiculizar  a las mujeres porque en las sociedades modernas siguen teniendo lugar como objetos de entretenimiento. Desde lo sexual hasta lo humorístico, la misoginia sigue presente en muchos de los contenidos audiovisuales que se consumen hoy en día. 

Lo más preocupante es que, aunque se han hecho señalamientos sobre lo importante que es transformar estas prácticas humorísticas, estas parecen pasar desapercibidas a los ojos de las comunidades en redes sociales. E incluso se defiende, por el "derecho a la libertad de expresión", el hacer mofa de los cuerpos, actitudes y comportamientos ajenos. 

Claro que también hay mujeres que se burlan de los hombres, e inclusive de sus congéneres. Es importante reconocer que no hay un absolutismo respecto de este fenómeno, pero al ser más común la burla de hombres a mujeres, se puede concluir que seguimos bajo la inercia de las estructuras machistas que ante la cultura de la cancelación sólo se adaptan a lo políticamente correcto. No hay un cambio significativo en el trasfondo. 

Es cierto que ha perdido vigencia el humor que explícitamente se burlaba de las mujeres en sus facetas de esposas, madres o hijas. Los comediantes de todo el mundo y de distintas generaciones han tenido que adaptarse a las necesidades de un público que ya no valida la misoginia disfrazada de anécdotas y chistes.

En gustos se rompen géneros. Quizá todavía haya gente a la que esto le parezca normal, común o sin importancia. Pero para comenzar a transformar las relaciones sociales, debemos empezar por replantear lo que nos enseñaron mal. 

Burlarse, ridiculizar y estereotipar a las mujeres no está bien. Nuevas formas de comedia son posibles. 

 


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Imagen de portada: Pijama Surf