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Inteligencia y carácter: el esperanzador mensaje de Albert Einstein para el futuro

Arte

Por: José Robles - 08/01/2022

En 1939, Albert Einstein escribió este mensaje para la posteridad, confiando en los seres humanos del futuro

Albert Einstein es uno de los grandes genios de la humanidad, no sólo por sus hallazgos científicos sino también por la perspectiva amplia con que consideró otros aspectos de la vida y aun de la historia

Contrario a lo que sucede en nuestra época, en la cual el conocimiento se cultiva de forma ultraespecializada y hasta fragmentada, Einstein perteneció a una época en que una mente inquieta, curiosa, podía divagar por otros campos de saber además del “suyo”, en buena medida para formarse una posición frente a la existencia en sentido amplio. De ahí que fuera común que, en cierto momento, personas como Einstein expresaran sus opiniones sobre asuntos que en apariencia estarían fuera de su alcance, como la religión, la filosofía o el destino de la humanidad. Dada su lucidez y su genialidad, ¿quién le podría rebatir a Einstein su perspectiva sobre el futuro humano?

En este sentido, Einstein escribió un mensaje que formó parte de una “cápsula del tiempo” preparada con motivo de la Feria Mundial de 1939, celebrada en Nueva York

Las cápsulas de tiempo son recipientes de algún tipo (cajas, envases, incluso se han usado tinajas o tinacos) en los que se guardan objetos que comparten la característica de formar parte de la época presente, por ejemplo, música grabada en algún dispositivo de almacenamiento, fotografías, instrumentos o herramientas, mensajes originales (una carta, por ejemplo), libros y, en fin, todo aquello que la creatividad dicte. El recipiente se guarda, de modo que pueda ser descubierto sólo después de mucho tiempo, ya sea que se le entierre, que se le resguarde en una bóveda de seguridad (de un banco, por ejemplo, o al interior de un edificio particular) o que se le “esconda” de alguna otra manera. El objetivo de este procedimiento es que las personas descubran la cápsula en el futuro, la abran y se encuentren con todo ese material perteneciente al pasado, que de alguna manera hizo un “salto temporal” para llegar a un futuro que es presente para otros.

Pues bien, en dicha cápsula del tiempo de 1939, Albert Einstein dejó este mensaje para la posteridad:

Nuestra época es rica en mentes inventivas, cuyas invenciones nos facilitarán considerablemente la vida. Atravesamos los mares gracias a la electricidad y utilizamos también la energía para aliviar a la humanidad de todo el agotador trabajo muscular. Hemos aprendido a volar y somos capaces de enviar mensajes y noticias sin ninguna dificultad por todo el mundo a través de las ondas eléctricas.

Sin embargo, la producción y distribución de bienes está totalmente desorganizada, de manera que todo el mundo vive con el temor de ser expulsado del ciclo económico, con lo cual se sufre por la falta de todo. Además, las personas que viven en diferentes países se matan entre sí en intervalos de tiempo irregulares, de modo que también por esta razón cualquiera que piense en el futuro debe vivir con miedo y terror. Esto se debe a que la inteligencia y el carácter de las masas son incomparablemente más bajos que la inteligencia y el carácter de los pocos que producen algo valioso para la comunidad.

Confío en que la posteridad leerá estas declaraciones con un sentimiento de orgullosa y justificada superioridad.

Como vemos, Einstein alertaba sobre los efectos perniciosos que la desigualdad ocasionaba en el ser humano y las sociedades, en especial, ese “temor a ser expulsado del ciclo económico” que, en otras palabras, se podría comparar con el temor medieval de la excomunión. En nuestros días, perder el empleo, no tener un ingreso económico constante, no poder acceder a ciertos bienes es también un “estar fuera” de la comunidad de lo humano, en la medida en que buena parte de esta ha sido asimilada por el modo vida que propicia el capitalismo. Quien no puede comprar, quien no puede pagar ciertos servicios, quien no está en condiciones de intercambiar su fuerza de trabajo por un salario, quien por alguna razón ha sido orillado a las márgenes del sistema, vive, en efecto, “excomulgado”, así sea parcialmente.

Esa es una de las partes más significativas del mensaje de Einstein. De alguna manera, ofrece algunas pistas para identificar los males que todavía nos aquejan y cuáles podrían ser algunas vías para resolverlos.


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Imagen de portada: Flickr