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La era en la que los más ricos gastaban su dinero en jardines (y no en vuelos espaciales)

Sociedad

Por: Joaquín C. Bretel - 08/16/2021

Eran mejores épocas: los jardineros podían ganar cantidades equivalentes a 60 millones de dólares al año

Una de las noticias del verano fue el vuelo espacial de Jeff Bezos, fanático de Star Trek que mostró el verdadero motivo que lo llevó a amasar una ridícula cantidad de dinero: la expansión espacial. Bezos cree que el ser humano debe seguir expandiéndose, "innovando", y conquistar el espacio. Con esta meta en mente, no parece preocuparse mucho por las condiciones de los trabajadores de Amazon. La crisis climática que enfrenta la Tierra es para este multimillonario un aliciente más para explorar el espacio y cumplir sus sueños adolescentes. Bezos y Elon Musk se encuentran enfrascados en una obsesiva carrera espacial, totalmente desapegada de la realidad terrestre.

Antes de que los millonarios dedicaran su dinero a diseñar cohetes -que son como juguetes para adultos-, hubo una época en la que los ricos gastaban su fortuna en construir inmensos jardines.

El historiador Roderick Floud, autor de England’s Magnificent Gardens, ha documentado la importancia económica que han tenido los jardines a lo largo de la historia, pero particularmente en los últimos trescientos cincuenta años en Inglaterra. Durante buena parte de ese periodo el imperio británico era el más poderoso del mundo, y muchos de los británicos más ricos dedicaban importantes porciones de sus fortunas a construir jardinesFloud observa que actualmente la jardinería es una importante parte de la economía, pero a diferencia de otras actividades es casi imposible de cuantificar, especialmente por la noción del DIY o "hazlo tú mismo". La jardinería está, de alguna manera, fuera de la economía oficial. Y eso es bueno.

Floud calculó que un famoso jardinero o "diseñador de paisajes” del siglo XVII, como Lancelot “Capability” Brown, ganaba lo que serían entre veinticinco y sesenta y cuatro millones de dólares al año en cantidades actuales. El mantenimiento de los jardines de Chatworth House en la década de 1830 era de unos dos millones de dólares al año. En esa época no se le ponían límites a los gastos, y jardineros como Brown o Humphrey Repton podían cobrar "esencialmente lo que quisieran".

El interés por los jardines -que son básicamente parques de placer y belleza- llevó a innovación tecnológica. Se construyeron lagos artificiales y se moldearon los campos. En Osborne, en la Isla de Wight, se hicieron excavaciones para que la reina Victoria pudiera ver el mar desde su casa.

Es cierto que en la construcción y el mantenimiento de estos jardines en muchas ocasiones se emplearon obreros que trabajan en condiciones similares a las de un esclavo (pero eso no es diferente a lo que ocurre actualmente en las fábricas de las grandes compañías de tecnología). Y, como dice Floud: "Tienes a personas como Jeff Bezos diciendo ‘Bueno, ¿ahora en qué me gasto mi dinero?’ Y lo gastan en sí mismos en un cohete. Me parece que, en comparación, construir jardines hermosos es realmente algo bueno".

La decadencia de nuestra época se puede ver en la decadencia estética e intelectual. Belleza y sabiduría han pasado a segundo o tercer plano en relación al poder y la utilidad. Cicerón había entendido que "Si tienes un jardín y una biblioteca, tienes todo lo que necesitas". El problema está en que hombres como Jeff Bezos han creado sus fortunas a partir de la creación de cosas absolutamente innecesarias. Es sólo bajo este hechizo de lo innecesario, en esta realidad distorsionada, que se puede producir tan enorme desigualdad, inconsciencia y desarraigo. Y, habría que agregar, falta de elegancia. 


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Imagen: Wikimedia Commons