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El aumento de pequeñas tiendas de conveniencia y el fácil acceso a ellas ha tenido un impacto en el peso y la salud de niñas y niños

Un nuevo estudio publicado en la revista Journal of the Academy of Nutrition and Dietetics (Revista de la Academia de Nutrición y Dietética) ha encontrado que el aumento de las tiendas de conveniencia en barrios o vecindarios, en las que se se venden mayormente alimentos procesados, tienen una influencia significativa en el peso de niñas y niños, particularmente en comunidades con bajos ingresos y de gran diversidad étnico-racial. 

En este estudio (de tipo longitudinal) se midieron los cambios en dos grupos de niños entre las edades de 3 y 15 años, habitantes de cuatro ciudades del estado de Nueva Jersey en Estados Unidos. El primer grupo se estudió de 2009 a 2015 y el segundo de 2014 a 2017.

La exposición de los niños a los cambios en el ambiente alimentario fue calculada mes con mes. Los investigadores pusieron especial atención en el número de negocios de comida en las áreas cercanas a los hogares de los niños durante los dos años del estudio. Estos últimos se catalogaron a su vez en supermercados, pequeñas tiendas de conveniencia, farmacias y restaurantes.

En cuanto a las pequeñas tiendas de conveniencia, se clasificaron en dos. Por un lado, aquellas en las que se vendían cinco tipos diferentes de frutas, cinco tipos diferentes de verduras, leche baja en grasa y carne fresca o congelada. Por otro, las que no cumplían con estos requisitos y vendían alimentos de otro tipo.

De acuerdo con lo observado, los niños con mayor exposición y acceso a las tiendas de conveniencia del segundo tipo desarrollaron ciertas condiciones negativas de salud. En particular cuando una de estas tiendas se encontraba a menos de 1.5 kilómetros de la casa de un niño durante veinticuatro meses continuos, se encontró que aumentaba hasta en un 11.7% la probabilidad de que el niño estuviera en un rango de índice de masa corporal (IMC) más elevado en comparación con otros de la misma edad y del mismo sexo. 

En contraste, la cercanía a una tienda de comestibles en las mismas condiciones de distancia y tiempo resultó en una probabilidad 37.3% menor de estar en un rango de índice de masa corporal elevado.

Los investigadores no encontraron resultados lo suficientemente consistentes con respecto a los supermercados y su impacto en el IMC de los niños. Además, cabe mencionar que la mayoría de la muestra examinada habitaba en ciudades densas y tenía mayor acceso a estas pequeñas tiendas de conveniencia. 

Los investigadores sugieren que es necesario implementar filtros más rigurosos para decidir qué tipo de alimentos se ponen a la venta en este tipo de tiendas, mediante iniciativas comunitarias como exigir a las autoridades locales tomar medidas sobre la venta de alimentos procesados o con altos niveles de azúcares o grasas. También señalaron que el diseño de un estudio de este tipo permitió contemplar la experiencia de un niño que crece en una comunidad donde el entorno alimentario es dinámico y se producen múltiples cambios simultáneamente.

De acuerdo con los autores del estudio, es necesaria una comprensión más refinada sobre los entornos alimentarios y su impacto en el peso y la salud de los niños, pues es desde temprana edad que los hábitos alimenticios comienzan a formarse. Esto último cobra mucha relevancia en el contexto actual de la pandemia por covid-19, en el que las poblaciones de bajos ingresos han padecido con mucha más agudeza la inseguridad alimentaria

Esta investigación permitió analizar los patrones en las relaciones entre el peso de los niños y los ambientes alimentarios en los que crecieron. Se encontró que el entorno alimentario en barrios urbanos es muy importante para el peso de los niños, en especial cuando se refiere a la ubicación de este tipo de tiendas cerca de sus hogares. 

 

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