El nuevo coronavirus SARS-CoV-2 ha llegado para quedarse, la complejidad de su comportamiento y su interacción con el cuerpo humano ha resultado en un largo y complicado camino para fabricar una vacuna.
Aunque ya hay por lo menos tres vacunas que se encuentran en fases de pruebas (una de ellas rusa, otra desarrollada por la Universidad de Oxford), aún falta su aprobación para su uso en pruebas masivas, fabricación y distribución. Por esta razón tanto gobiernos, como autoridades médicas y expertos en epidemiología han hecho énfasis en la necesidad de aprender a convivir con este nuevo virus en tanto no haya un remedio eficaz para combatirlo.
Eso significa crear hábitos de higiene personal, no sólo para disminuir el riesgo de contagio a uno mismo sino también para proteger a nuestras familias, amigos y compañeros de trabajo.
Por ejemplo: el lavado de manos continuo (agua y jabón por viente segundos o más), uso de gel antibacterial de no contar con agua y jabón, mantener distancia física de dos metros respecto a otras personas, evitar lugares concurridos, salir de casa sólo para las actividades esenciales, y por supuesto, el uso de cubrebocas (o mascarilla o barbijo, como se le conoce en otros países de habla hispana).
En este video educativo del canal de YouTube It’s Okay To Be Smart ("Está bien ser inteligente") se explica de manera clara y sencilla cómo funciona un cubrebocas y por qué es importante utilizarlo. Gracias al uso de cámara lenta podemos observar cómo se propaga el virus a través de las gotículas de saliva, ya sea hablando, respirando o tosiendo.
*Puedes activar las funciones Subtítulos / Traducir subtítulos en las opciones de configuración del video
Por otro lado, en la siguiente imagen podemos ver cuál es la cantidad de bacterias y virus que se acumulan durante un minuto respirando, cantando, estornudando y tosiendo. Del lado derecho vemos las muestras de una persona que no usó cubrebocas, y del lado izquierdo las muestras de esa misma persona usando cubrebocas. Las muestras fueron tomadas por el doctor Richard Davis del Providence Sacred Heart Medical Center.
Con esta evidencia, ¿todavía dudas de la eficacia del cubrebocas para reducir significativamente la probabilidad de contagio de una enfermedad viral respiratoria?
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