Gaslighting: cuando tu pareja te hace dudar constantemente de lo que piensas o sientes
Salud
Por: Luis Alberto Hara - 12/03/2019
Por: Luis Alberto Hara - 12/03/2019
Las relaciones entre mujeres y hombres suelen estar atravesadas por el poder y la dominación. Aunque a muchas personas les cuesta aceptar conscientemente esto, lo cierto es que siglos y siglos de cultura patriarcal han desembocado en patrones de pensamiento y conducta por los cuales el hombre asume una posición de poder y la mujer una de sumisión. Por supuesto, esto es una afirmación amplia que admite expresiones particulares, matices y aun excepciones, pero en términos generales, la desigualdad es una norma en las relaciones humanas. Quizá no nos guste, quizá nos resistamos a reconocerlo, pero es así.
En ese contexto, una práctica tristemente común en las relaciones de pareja es la manipulación. Usualmente por causa de un miedo inconsciente, por inseguridad emocional, un trauma o algún otro motivo subjetivo profundo, hombres o mujeres pueden llegar a actuar de tal modo que intenten manipular a su respectiva pareja por medio de la mentira, un chantaje, los celos o alguna otra estrategia. Si bien, superficialmente, podría considerarse que el objetivo de la manipulación es obtener algo del otro, en el fondo sus razones suelen ser un tanto más complicadas y necesariamente están relacionadas con la historia emocional, subjetiva y de relaciones de la persona que incurre en dicha práctica.
En el idioma inglés, en años recientes se ha usado la palabra “gaslighting” para aludir a una forma muy particular de manipulación psicológica, sobre todo dentro de una relación de pareja, aunque también puede usarse cuando ocurre en la familia o en el trabajo.
El gaslighting se refiere a la acción de hacerle creer a una persona algo que no es cierto y que conviene a los intereses de la persona que miente. En ese sentido, se podría decir que lo más representativo de esta táctica de manipulación psicológica es hacerle creer al otro que sus recuerdos y experiencias no existieron o al menos no son tal y como los vivió. El efecto de cuestionar la veracidad de las experiencias de una persona es la inseguridad, es decir, la incertidumbre de no saber qué es verdad y qué es mentira, e incluso una locura paranoica en la que la persona siente que nadie la entiende o que nadie le cree.
El término gaslighting proviene de la obra de teatro Gas Light, escrita por Patrick Hamilton y estrenada en Londres en 1938. En Estados Unidos la pieza llegó a los escenarios de Broadway en la primavera de 1941, con un cambio de nombre, Angel Street. La obra fue tan exitosa en su tiempo que tuvo dos adaptaciones cinematográficas, una inglesa de 1940 y otra estadounidense de 1944 (esta última protagonizada por Ingrid Bergman).
Grosso modo, Gas Light cuenta la historia de una mujer cuyo marido hace pequeñas modificaciones en su entorno capaces de hacerla dudar de su cordura. Por ejemplo, cambia sus objetos personales de lugar o los oculta; le dice a su mujer que va a salir pero en realidad se queda en casa y camina subrepticiamente en el desván; también disminuye la intensidad de las lámparas de gas (de ahí el nombre de la obra) para afectar la visión de su esposa, etc. En todos los casos, ante los reclamos de la mujer, el hombre niega los hechos y a cambio insiste cada vez en que su esposa está enloqueciendo.
A partir de la pieza de Hamilton, el término gaslighting se acuñó para describir la intención de una persona de afectar a propósito la percepción de realidad de otra, con el fin de manipularla.
Si bien existe una larga lista de conductas relacionadas con la manipulación psicológica, cuando se habla del gaslighting el foco de atención se encuentra en estos puntos:
En caso de encontrarse con una persona que manipule de este modo, lo ideal es, de entrada, reconocer que se vive en un ambiente de abuso psicológico generado en buena medida por el otro. Sabemos que esto puede ser difícil, pues usualmente entre víctima y victimario suele existir también una relación que se codifica como de amor o afecto (aunque en el fondo sea sólo dependencia y apego emocional). Con todo, el reconocimiento consciente de las circunstancias en que se vive es el primer paso para comenzar a cambiar la situación.
Otra medida importante que la víctima de este abuso necesita poner en marcha es crear o reactivar una red de apoyo en torno suyo. Amigas y amigos, familiares de confianza y, dado el caso, incluso autoridades o instituciones oficiales dedicadas a la protección social. En pocas palabras: reanudar los lazos con aquellas personas que puedan brindar apoyo en caso de necesidad.
Fijar límites también es necesario, aunque igualmente, por el tipo de relación en donde sucede el gaslighting, puede no ser sencillo, en razón de la fuerte dependencia emocional de la víctima hacia su victimario. En la medida de lo posible, quien sufre esta manipulación puede comenzar por creer más en su cordura y limitar la autoridad que el otro ejerce sobre su percepción de la realidad.
En ese sentido, otro cambio importante está relacionado con la autoestima y la seguridad personal. Quien sufre gaslighting necesita emprender un esfuerzo importante para creer más en sí misma y entender que lo que piensa y lo que siente es válido y, en otro aspecto, que el mundo no se derrumba si esa persona que queremos tanto no cree en lo que decimos. Este trabajo, que es exclusivo de cada quien (pues toca su formación subjetiva), puede realizarse en el marco de un proceso de terapia psicológica.
Si consideras que este artículo puede ser útil para otra persona, ¡no dudes en compartirlo! Todos tenemos derecho a vivir una vida emocional libre de manipulación y, más bien, que tenga como faro el amor sincero.
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Imagen de portada: Rudall30