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La inflamación del cerebro puede inducir conductas depresivas, de acuerdo con los últimos estudios relacionados con la salud mental

En los últimos años, la investigación sobre las anormalidades en el funcionamiento del cerebro se ha intensificado. Cada vez más hay una sed de entendimiento y comprensión al respecto, desmintiendo mitos como, por ejemplo, que el ser humano ocupa sólo un pequeño porcentaje del cerebro. Actualmente, los neurocientíficos se han cuestionando las premisas de la medicina para poder alcanzar un mayor y mejor conocimiento de uno de los órganos más complejos y maravillosos del ser humano.

Entre las premisas que se han tenido que replantear se encuentra la del funcionamiento del cerebelo. Durante el siglo XX se creyó que esta parte del cerebro se encargaba sólo de las funciones motrices del cuerpo (la coordinación muscular de los movimientos); sin embargo, la última evidencia científica sugiere que el cerebelo juega un papel importante en otras funciones cerebrales que impactan tanto en los pensamientos como en las emociones.

 

El cerebelo puede tener un impacto significativo en los espectros cognitivos y emocionales

Para Depping y sus colaboradores, en una investigación publicada en Frontiers in Psychiatry (2018), los datos obtenidos mediante neuroimágenes de estructuras cerebrales anormales en regiones específicas no motrices que debían de estar relacionadas con el cerebelo, les ayudaron a identificar una posible relación entre un incremento del volumen de la materia gris en el lóbulo IX del cerebelo y un trastorno de depresión mayor.

Y no sólo esto; también se identificó que algunos de estos pacientes con trastorno de depresión mayor mostraron una menor conectividad funcional de la materia blanca en regiones específicas o microzonas dentro del hemisferio cerebral y otras regiones del cerebro (como los lóbulos VI y VIIA/B, prefrontal, posterior parietal y las regiones límbicas).

 

La inflamación del cerebelo induce conductas depresivas

En 2019, investigadores de la Universidad de Kioto, en Japón, publicaron un estudio en Cell Reports basado en un análisis bioconductual en ratas. En esta investigación se reportó que una inflamación precisa del cerebelo activa por un lado el estado de hiperactividad o sobreexcitación y, por el otro, reduce la motivación y sociabilización de las ratas. Sus conductas se relacionaron con la sintomatología de la depresión en seres humanos.

Si bien se ha encontrado una correlación directa entre la inflamación del cerebelo y las conductas depresivas, aún sigue siendo un misterio la “maquinaria de transducción de señales y qué es lo que sucede con el cerebro durante una actividad inmunológica excesiva”. Por esta razón, el equipo de los investigadores en Tokio decidió realizar una serie de experimentos en donde activaban las células inmunológicas en el cerebelo para observar sus efectos.

Fue de esta manera que se descubrió que las células inmunológicas del cerebro activan la inflamación como una barrera contra las bacterias y otros virus, tratando de mitigar el daño de las mismas. La microglia produce que el cerebelo se active a niveles exacerbados, lo cual tiene un efecto en cadena reflejado en la disminución de conductas como la socialización y la motivación.

Afortunadamente, estos cambios conductuales son temporales una vez que la microglia desaparezca y el cerebelo regrese a su estado normal. En caso de ser necesario, la inflamación en el cerebelo se puede tratar con fármacos supresores de la neuroinmunidad y citoquinas inflamatorias. Sin embargo, algo que confirman los científicos de Tokio es que es indispensable realizar una mayor investigación sobre cómo la actividad inmunológica en exceso puede desencadenar una patología conductual.