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El yantra de Shiva y Shakti contiene un precioso simbolismo

Aunque no se trata de un símbolo oficial, pues el yoga está lejos de tener una versión oficial -siendo una práctica psicofísica filosófica sumamente compleja y diversa-, muchos de los practicantes de yoga, particularmente del hatha yoga, reconocen este símbolo de triángulos entrelazados como el símbolo del yoga. Pero como nota el académico Subhash Kak, pocos saben lo que significa.

El símbolo es el yantra de Shiva-Shakti, el principio divino masculino y el principio divino femenino, y evoca justamente la unión energética que constituye el yoga. Generalmente se representa como dos triángulos unidos, uno ascendente y uno descendente (símbolo que se encuentra en Occidente también) sobre una rueda de lotos (que pueden significar los chakras).

Yoga, como su raíz indoeuropea indica, tiene que ver con unir o hacer un yunque de dos cosas. En este caso, además de lo femenino-masculino, los opuestos en general: el agua y el fuego, el cielo y la tierra, el espíritu y el cuerpo, etc. Además en el tantrismo o entre los siddhas medievales, denota la unión de la energía que duerme en la base del cuerpo y la conciencia que yace en la corona, la unión extática de Shiva y Shakti, que es también el famoso despertar de la energía kundalini, representada a veces como una serpiente -el estado místico por antonomasia y en cierta medida el objetivo del hatha yoga-. Esta unión es también equiparada con el entendimiento del Atman, o el sujeto universal.

En otro sentido, que podemos aplicar al yoga como lo entendemos actualmente, este símbolo habla de la unión o interacción entre el cuerpo y la mente, lo físico y lo psicológico, algo que el yoga combina expertamente, pues se trata de una gimnasia pero también de una filosofía contemplativa. A la par, la imagen muestra los símbolos universales del agua y el fuego y del flujo energético ascendente y descendente, el juego creativo del cosmos, muerte y renacimiento. En un aspecto esotérico, en el centro del yantra, en el vacío, se encuentra el lugar de la conciencia infinita, del absoluto, que luego se manifiesta en el deleite infinito (ananda), que es representado como la unión de una deidad masculina y una deidad femenina en el acto de supremo placer que es el amor sexual.

Cuando alguien practica yoga en un sentido auténtico, lo que busca es unir estos principios en su práctica y experimentar, como si su cuerpo fuera un laboratorio, estos principios de unidad y resonancia.