Este experimento sugiere que nuestra percepción de la realidad es una alucinación
Ciencia
Por: Juan Pablo Carrillo Hernández - 08/14/2019
Por: Juan Pablo Carrillo Hernández - 08/14/2019
Las alucinaciones: esos estados alterados de conciencia que, según los especialistas en salud mental, dependen del contexto. Es decir, que mientras las alucinaciones no sean el resultado del consumo de drogas o alcohol, su origen puede relacionarse con problemas de sordera, vista, amputaciones y sí, también con trastornos mentales o neurológicos.
En los últimos años, diversos autores se han encargado de estudiar causas y características de las alucinaciones. Se ha descubierto que, al estimular al cerebro por medios químicos o magnéticos, este órgano activa ciertas regiones asociativas –zonas encargadas de integrar información sensorial–, que marcan un error a la hora de sincronizarse con la activación de otras regiones corporales y redes neuronales. Es como si la información que se transmite en la conducción eléctrica se fuera distorsionando a la hora de pasar por distintas zonas del cuerpo, lo cual invariablemente provoca percepciones falsas.
Sin embargo, si las alucinaciones resultan ser un estado alterado de conciencia, ¿qué provocaría que un humano las tuviese más o menos seguido?
Para los neurocientíficos de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, la respuesta a la pregunta de por qué los humanos no alucinamos todo el tiempo la pueden ofrecer los ratones. Karl Deisseroth, responsable de la investigación, encontró que al estimular una pequeña cantidad de células nerviosas –neuronas– en la corteza visual del ratón, se podría inducir una imagen ilusoria en sus mentes y, en consecuencia, una conducta predecible.
El objetivo del estudio fue obtener una mayor claridad sobre el proceso natural que se codifica, decodifica y almacena la información en el cerebro, así como comprender a mayor profundidad casos psiquiátricos como la esquizofrenia. De este modo se puede describir la habilidad de control en distintas células al mismo tiempo, con lo cual es posible conseguir que un animal perciba algo específico, aun cuando en realidad no está ahí –y provocar una acción en función de dicha alucinación.
Deisseroth es especialista y pionero en optogenética, una tecnología que permite estimular unas neuronas en específico por medio de un movimiento libre con pulsiones de luz, para observar los efectos en el funcionamiento del cerebro y la conducta del animal. En el caso de esta investigación, el científico desarrolló un equipo con el que se proyectaban hologramas tridimensionales por encima y en el interior de la corteza visual de un ratón. Estos fotones u hologramas se presentaban en unos puntos muy precisos en las neuronas, de modo que se podía monitorear la actividad neuronal resultante del evento.
Acto seguido, se condicionó a un ratón para que cuando se presentara un fotón de línea vertical, bebiera de un tubo con agua y, por otro la, cuando fuese de una línea horizontal, no lo hiciera. A partir de este condicionamiento operante, el desempeño del ratón mejoró cuando los elementos visuales y la estimulación optogenética eran consistentes. Hasta que el condicionamiento estuviese “apareado”, entonces la estimulación optogenética ocupó una presencia predominante en la toma de decisión del ratón.
Para Deisseroth, este experimento permitió recrear la percepción natural o crear algo similar a la realidad, y para lograrlo, bastó con alterar sólo 20 neuronas. De modo que al recrear una percepción natural o crear algo nuevo similar, se identificaron ya 20 neuronas a partir del experimento con aquellas líneas horizontales o verticales (si bien el equipo no pudo estimular cada una de dichas células de manera optogenética). Así, la estimulación optogenética de 20 o menos neuronas bastó para lograr que el ratón respondiera con una conducta apropiada al condicionamiento.
En palabras del autor:
Es notable cómo algunas neuronas que necesitas estimular específicamente en un animal pueden generar una percepción. Un ratón tiene millones de neuronas; un humano tiene miles de millones de neuronas. Si con tan sólo más o menos 20 se puede crear una percepción, entonces, ¿por qué no alucinamos todo el tiempo? Nuestro estudio muestra que la corteza mamífera reacciona estimulando un increíble número bajo de células.
Pese a los avances tan precisos que este estudio consiguió mediante la optogenética, es verdad que aún queda profundizar sobre el tema. Lo que sí es un hecho es que, a través del análisis de la alucinación, es posible comprender la naturaleza de la percepción humana.
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Imagen de portada: Phazed