Terreno de 3 hectáreas será convertido en jardín frutal de recolección gratuita
Sociedad
Por: Juan Pablo Carrillo Hernández - 06/01/2019
Por: Juan Pablo Carrillo Hernández - 06/01/2019
Según algunos teóricos y analistas sociales y económicos, nunca como antes en la historia de la humanidad se había alcanzado el grado de bienestar y de riqueza que existe en nuestra época. Un vistazo a la historia de nuestra especie revela pronto la multitud de episodios trágicos que han acompañado nuestro desarrollo: guerras, hambrunas, epidemias, gente muriendo por causas totalmente previsibles, etc. Para sostener esa idea se invocan indicadores como la esperanza de vida o el ingreso per cápita, entre otros, en los cuales se encuentra una mejora sustancial con respecto a épocas pasadas.
Al mismo tiempo, sin embargo, llega un punto en que esos diagnósticos optimistas chocan de lleno con la realidad contemporánea. Pese a todo, hay gente en el mundo, millones cada día, que padecen hambre, que carecen en su vida cotidiana de los servicios más mínimos de higiene, que sufren el horror de la guerra y más.
Cuando se miran ambos escenarios, las condiciones diametralmente opuestas de dos realidades humanas, es más o menos inevitable preguntarse por qué hay quienes disfrutan del mejor momento de nuestra historia y otros que siguen padeciendo hasta los sufrimientos más inimaginables. Si somos la misma especie, si habitamos en el mismo planeta y en la misma época, ¿por qué existen condiciones tan dispares?
Una posible respuesta a esta pregunta pasa necesariamente por la voluntad, esa cualidad del ser humano que, como dice el proverbio, es capaz de mover montañas, pero que al mismo tiempo se trata de una de las fuerzas más difíciles de poner en marcha. Si ya individualmente es muy común que nos encontremos con la dificultad de hacer buen uso de nuestra voluntad, a nivel colectivo es aún más complejo.
Con todo, la historia nos ha demostrado que cuando el esfuerzo colectivo es capaz de trabajar al unísono, el ser humano es capaz de realizar las proezas más admirables.
Tal es el caso de una medida adoptada recientemente en la ciudad de Atlanta, en Estados Unidos, por la cual casi 3 hectáreas de un terreno que estaba inutilizado serán convertidas en un bosque de “alimento gratuito”.
La iniciativa lleva por nombre The Urban Food Forest, e impulsada por el gobierno de la ciudad, data de noviembre de 2016; sin embargo, fue posible retomarla sólo ahora que la agencia The Conservation Fund puso a la venta el terreno en cuestión, luego del abandono de una inversión privada. El área fue adquirida por una cantidad de 157 mil 384 dólares.
Al culminarse, el proyecto ofrecerá a la población de Atlanta un jardín de acceso libre que contará con árboles, arbustos y otras plantas cuyos frutos serán puestos a disposición de los visitantes. Paralelamente, el espacio será un área verde acondicionada para el paseo, la reunión y la convivencia.
De acuerdo con estadísticas actuales, un 36% de la superficie total de Atlanta está considerada como “desierta de alimentación”. Asimismo, cerca del 25% de su población ha declarado que recorre casi 1 kilómetro para adquirir alimentos frescos. Por estas razones, este jardín cobra aún más relevancia.
Como vemos, en muchos casos existen los medios para resolver un problema, lo cual reduce los problemas casi siempre a una cuestión de voluntad, es decir, de tener la determinación de hacer uso de dichos recursos para implementar una solución.
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