Yalal ad-Din Muhammad Rumi es actualmente uno de los poetas más leídos en todo el mundo, y seguramente el más leído en países que hablan persa. Rumi nació en el noroeste del imperio persa en el siglo XIII, en lo que hoy es Afganistán. Tempranamente emigró a Anatolia. Su padre era parte de un linaje de sufíes, la corriente de misticismo islámico (hoy perseguida) que predica la unión extática con la divinidad. Rumi logró zurcir la teología y la filosofía mística en sus versos con una luminosa integridad que pocos otros poetas en la historia han si acaso igualado. Para muchos, la poesía de Rumi es uno de los testimonios más altos de la espiritualidad humana.
Presentamos aquí un poema de Rumi tomado de la antología The Soul of Rumi, traducido al inglés por Coleman Bark. Nos preguntamos aquí por la moción del mar, por ver la eternidad en las formas y dejar que opere a través de nosotros la marea... dejar las cuitas en la orilla y dejarse llevar... meditando en el rostro divino, en el rostro oceánico, la más alta guía.
Flota, confía, goza
El Profeta dijo: nadie voltea hacia atrás
y se lamenta de dejar
este mundo. ¡Lo que se lamenta
es cuán real pensamos que era!
Cuánto nos preocupamos
de las apariencias y qué poco
atendimos a aquello que se mueve
a través de la forma. "¿Por qué pasé
mi vida negando la muerte? ¡La muerte
es la clave de la verdad!"
Cuando escuchas lamentos como ese
di, en voz baja, para ti
"Aquello que te movía entonces
todavía te mueve, la misma
energía. Pero ahora entiendes
perfectamente que no eres
esencialmente un cuerpo, tejido, huesos,
cerebro o músculo. Disuélvete
en la lúcida visión. En vez
de mirar abajo hacia la tierra
del camino enfrente
mira hacia arriba: ve ambos mundos,
el rostro del rey, el océano
esculpiendo y llevándote
consigo. Has escuchado
descripciones de ese mar. Ahora
flota, confía y goza su moción".