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Como el río de Heráclito, también los libros nos transforman conforme los recorremos

La lectura es un recorrido, no sólo por el hecho evidente de que leer significa ir de la primera letra de una palabra a la última, de la primera palabra de una frase a la última, de la primera frase de un párrafo a la última, y del primer párrafo de un libro al último. No sólo por eso. También porque leer es una actividad que, al hacerse, nos transforma. 

Los mejores libros son aquellos en donde algo pasa, tanto interior como exteriormente, tanto con el libro en sí como con su lector: la trama evoluciona, la historia cambia, los personajes se desarrollan, pero también quien lee va cambiando poco a poco, a veces sin que se dé cuenta de ello: le toma simpatía a tal o cual personaje, animadversión a otro, las ideas del autor le parecen similares a las suyas pero también, de pronto, admite puntos de vista que hasta entonces no había considerado. Y así, ese lector que comenzó el libro en el punto A, en la primera letra que leyó, no es el mismo que llega al punto B, a la última página de su tomo.

En esta ocasión quisimos compartir libros que tienen en común ser particularmente extensos. No se trata de obras que se lean en 1 o 2 días, y quizá ni siquiera en un par de semanas. El propósito fue hacer sugerencias de libros que por el tiempo que toma leerlos, quizá hagan más evidente al lector esa transformación a la que aludimos. Como ocurre en la vida, que después de pasar mucho tiempo con una persona nos percatamos que ha cambiado tanto como nosotros mismos pero, en el mejor de los casos, la relación se sostiene.

Como en otras listas de esta sección, la de ahora no es exhaustiva, su orden no refleja alguna jerarquía en particular y los criterios para elegir los títulos mostrados oscilan entre el placer y la seriedad, entre la posibilidad de disfrutar un libro pero también de mover a la reflexión del lector.

 

Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, Haruki Murakami

Haruki Murakami ha dicho en algunas entrevistas que, en cierto momento de su trayectoria como escritor, se enfrentó a un dilema: ser un autor “under”, conocido por los lectores de su país, quizá premiado en Japón (como sucedió con uno de sus primeros libros), pero poco más que eso o, por otro lado, intentar escribir algo que pudiera ser un verdadero éxito en ventas, que pudiera permitirle vivir realmente de ser escritor y que lo hiciera conocido más allá de sus fronteras natales. Como es evidente, eligió la segunda opción y escribió Tokio blues (1987), la novela que efectivamente le dio fama mundial 

Sin embargo, a diferencia de otros autores de best sellers, Murakami nunca renunció a escribir literatura. Tokio blues quizá sea una novela que hace numerosas concesiones al lector (con el propósito de ser lo más accesible posible), pero por su formación misma o por sus aspiraciones como escritor, el deseo de Murakami de agregar así sea un párrafo a la historia de la literatura, está ahí.

Crónica del pájaro que da cuerda al mundo fue publicada originalmente entre 1994 y 1995 en Japón. Es decir, es posterior al primer gran éxito de Murakami, pero su concepción todavía está anclada en las inquietudes de sus primeros libros: la creación de un mundo en donde el sueño y la realidad no están claramente diferenciados, la incomprensión del amor y en general de las relaciones entre hombres y mujeres, la melancolía que a veces se asienta sobre la existencia y más.

 

Noticias del Imperio, Fernando del Paso

A primera vista, esta novela es solamente una novela histórica. Su base, sin duda, son los hechos relacionados con el “reinado” de Maximiliano de Habsburgo al frente del Segundo Imperio Mexicano. Sin embargo, más allá de la historia, Fernando del Paso edificó una obra que también habla de la locura, de la condición de ser mujer, de la dificultad del amor, de la crueldad inherente a la historia humana y varios otros temas afines, todo ello con un dominio magistral del español.

 

2666, Roberto Bolaño

Roberto Bolaño escribió esta novela en una especie de carrera contra la muerte, cuando sabía ya de la enfermedad que a la postre acabaría con él. En ese sentido, no es una novela sencilla, por más que, como otras obras suyas, esté escrita con un español que sin dejar de ser literario, es de algún modo accesible (Bolaño era un gran contador de historias), pero los hechos que relata quizá no estén hechos para todas las sensibilidades. De cualquiera manera, es un libro escrito con la vida pendiendo de un hilo, y eso se nota.

 

Los hermanos Karamázov, Fiódor Dostoyevski

La vida se entiende de cierta manera antes y después de leer a Dostoyevski.

 

Guerra y paz, León Tolstói

Enmarcada en la época y los efectos de las guerras napoleónicas (y particularmente los años de la invasión de Napoleón a Rusia), Guerra y paz es uno de esos libros de los que puede decirse que tratan prácticamente de todo, una afirmación que sin duda necesita acotarse a la época y las condiciones de Tolstói, pero que aun así se sostiene. En español, la mejor traducción existente es la que realizó Lydia Kúper y fue publicada por El Aleph Editores y Del Taller de Mario Muchnik.

 

Vida y destino, Vasili Grossman

Esta novela de Vasili Grossman ha sido llamada la Guerra y paz del siglo XX pues, como la de Tolstói, buscó retratar la manera en que la vida de una persona, una familia, una sociedad y un país se transforman a partir de un conflicto bélico, en su caso, la segunda guerra mundial.

 

El hombre rebelde, Albert Camus

Una de las ventajas de Albert Camus como autor es que, a diferencia de otros filósofos o escritores en general, con él suele ocurrir que el lector tiene la impresión de estar en compañía de un amigo, quien quizá monologa un poco, o expone un tema, pero siempre con cierta calidez, sin aires de superioridad, sin perder nunca esa proximidad intelectual pero también afectiva. Particularmente en sus ensayos suele sobrevenir esta sensación, pues aun cuando los temas tratados no son de suyo sencillos, Camus logra tender un puente entre ideas, autores, tesis filosóficas y la comprensión hipotética del autor.

 

Hamlet, William Shakespeare

Que una obra de teatro figure en esta lista puede parecer un tanto imprevisto, pues a diferencia de los otros títulos, ésta no ocupa varios cientos de páginas de un tomo. No obstante, sí es la obra más extensa de Shakespeare y, por mucho, la más comentada. Si la agregamos es justamente por eso: porque quizá su lectura tarde no más de algunos pocos días, pero su efecto seguramente se extenderá por mucho más tiempo. Indudablemente, la traducción de Tomás Segovia es la mejor en español.

 

Paradiso, José Lezama Lima

Paradiso es un viaje a la exuberancia caribeña en varios sentidos: en su cultura, en su lenguaje, en las raíces que le dieron origen. Puede no ser un libro no del todo sencillo, pero si logras adentrarte en él, seguramente te mostrará posibilidades del idioma español que no habías considerado hasta ahora.

 

Un libro clásico

Borges cuenta en Siete noches que la primera vez que leyó la Comedia fue en el trayecto que hacía en tranvía de su casa en Las Heras y Pueyrredón (en la Recoleta) a una biblioteca en el barrio de Almagro donde trabajaba. Borges, como cualquier otra persona, leía en el transporte público, y en su caso eligió leer a Dante.

La anécdota sirve para mostrar que, en cierto modo, cualquier libro puede leerse en casi cualquier condición. A veces ciertos autores o ciertas obras están rodeados de un aura de respeto o solemnidad que más bien nos inspira a evitarlos y no, como sería mejor, a acercarnos a ellos. ¿Pero por qué no pensar que la Odisea puede leerse mientras vamos de camino al trabajo o la escuela? ¿Por qué no creer que uno o dos capítulos del Quijote pueden hacer más agradable el tiempo en que esperamos a un amigo?

Para leer, hay únicamente dos requisitos verdaderamente imprescindibles: saber hacerlo y disfrutarlo. Después de eso, el libro que elijas seguramente te llevará a otros más.

 

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Imagen de portada: Monsieur & Madame Adelman, Nicolas Bedos (2017)