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"Haz una buena acción al día": Observa alrededor: ¿quiénes de tus conocidos o personas queridas están pasando por un momento de dificultad, y requieren de un poco de apoyo para pasar el día a día?

Son tiempos difíciles para México. Son tiempos en que los mexicanos necesitamos estar unidos, levantar la mano en puño y gritar en silencio "Fuerza México". Son tiempos en que no podemos darnos el lujo de olvidar que nos necesitamos. Son tiempos de mostrar empatía y solidaridad. 

De acuerdo con el psiquiatra Bruce Perry, la empatía es una herramienta psicológica que se desarrolla durante la infancia, en el momento en que un niño es capaz de entender el concepto de causa y efecto viéndose a sí mismo en un futuro, con diferentes emociones según las consecuencias de sus acciones. A partir de ahí, él o ella puede imaginar las emociones y los sentimientos de otra persona, como si fuesen un reflejo de su yo del futuro. 

En caso de que la empatía no se haya desarrollado ampliamente durante la infancia, existen maneras y consejos útiles para ponerla en práctica durante la adultez: 

– Toma conciencia de que hay algo más allá de la dureza en una personalidad 

Si bien a veces es difícil lidiar con las groserías, dobles intenciones y malas acciones de la gente, es importante colocar al individuo dentro de su contexto vivencial. Es decir, recordar o imaginar de dónde viene, pues puede llegar a suceder que su historia de vida lo orilló a desarrollar actitudes francamente incómodas. De manera tal que al tomar una pausa y tratar de reconocer esta historia de vida, nuestro corazón puede suavizarse y dar paso a la empatía para generar una conexión mucho más fuerte y sanadora.

– Crea el “efecto ripple

El efecto ripple es un evento en el que se contagian la generosidad y la ambabilidad. En el 2010, un estudio descubrió que cuando una persona es testigo de amabilidad y generosidad, se motiva a realizar acciones similares en un efecto cadena. Basta con sonreír en la calle, recoger la basura, dar un abrazo a quien lo necesita, preparar la cena, regalar flores a un desconocido….

– Haz una buena acción al día

Observa alrededor: ¿quiénes de tus conocidos o personas queridas están pasando por un momento de dificultad, y requieren de un poco de apoyo para pasar el día a día? A veces una persona necesita sólo un abrazo; otras, le cambiará el día el llevarle un chocolate o un sándwich. Incluso basta con dejarle una nota o un mensaje para hacerle saber que hay alguien que piensa en él o ella. Una buena manera de practicar una buena acción al día es el altruismo, los voluntariados.

– Intenta comprender a la persona de en frente

El estilo de vida exacerbado que llevamos en la actualidad tiene como resultado la desconexión entre individuos, de modo que puede llegar a pensarse que todos tienen las mismas capacidades, aptitudes, conocimientos y educación. Si la persona que tenemos en frente se comporta, viste o habla diferente, recordemos que es sólo una parte de la diversidad que enriquece nuestra humanidad. Esto no excusa ni justifica los malos comportamientos.

– Practica la gratitud

La empatía y compasión se practican mediante la gratitud: de tener un nuevo trabajo, de recibir un regalo por sorpresa, de ser capaz de dormir en una cama o estar conectado mediante WiFi. Toma unos momentos para recordar cada una de esas experiencias y sentir la gratitud de vivirlas en el día a día.

– Sé amable contigo mismo

A veces es más fácil ser compasivo con otros que con uno mismo. Sin embargo, la verdadera compasión no discrimina ni ignora las necesidades que uno pueda llegar a sentir. Hay que ser sinceros y aceptar cuando se necesita un abrazo, un descanso, un respiro, una tarde en el sofá leyendo y bebiendo un té. Sólo así se puede ser compasivo con otras personas, a partir de ser compasivo con uno mismo.

– Celebra la imperfección

Una de las fuentes más corrosivas de la autocrítica es la necesidad de perfección. Lejos de hacernos “mejores”, esta actitud cae en una espiral de pensamiento obsesivo, ansioso y depresivo. En lugar de esto, considera que cometer un error es una manera de sobrevivir y volverlo a intentar para mejorar una y otra vez. Se trata de una perspectiva que no observa la vida como bien o mal sino como un acto de comprensión, compasión y enseñanza.