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Este pez japonés realiza una hazaña jamás vista antes: construye un intrincado mandala submarino para consumar su amor

Cuando en 1995 se descubrieron estas formas geométricas en el fondo del mar en Japón, algunos pensaron que se trataba de crop circles submarinos. Sin creer esto, de todas maneras los científicos los llamaron "círculos misteriosos". Unos años después, en el 2011, se descubrió que el arquitecto de estas intrincadas construcciones era un pequeño pez de la familia de los peces globo y perteneciente al género torquigener.

Este pez, que no tiene colores llamativos ni una apariencia muy atractiva, hace quizás el acto más sublime que puede observarse en la naturaleza para llamar la atención de una hembra y consumar su cometido de reproducirse. El pez concibe un magno plan de perfección matemática y, con las únicas herramientas de sus aletas y pequeñas conchas que usa para limar ciertas estructuras y decorar el armado general, logra construir una especie de mandala que es la vez un palacio (en el budismo, el mandala tiene la connotación de ser también un palacio). Aunque él sólo mide 12cm, construye una estructura de 2m de diámetro. Después la hembra examina este aposento de amor geométrico colocándose en el centro del mandala, mientras el macho la rodea en la periferia; si lo aprueba se reproducirán ahí, dejando ella sus huevos en el centro, en el nido-trono de la construcción.

No se sabe cuáles son las características de la construcción que convencen a la hembra, si se trata de una suerte de formación afrodisíaca o si la hembra revisa la arquitectura de la construcción contemplando que sirva como un nido seguro para reproducirse. De cualquier manera esta hazaña es de una belleza asombrosa, ya sea como una programación estética de la evolución o como la belleza accidental de la función reproductiva. Como dice el narrador en el video, si hacer esto no logra llamar la atención de una hembra, nada lo hará.