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7 razones por las que los suburbios están destruyendo las ciudades

Sociedad

Por: Jimena O. - 10/18/2016

Con el auge de las megalópolis, las ciudades como las conocemos han dejado de existir

Con la proliferación de viviendas de bajo costo en las zonas aledañas a las grandes metrópolis industriales, las formas de vivir y socializar en los países en desarrollo han cambiado radicalmente. 

La ciudad fue una idea que sirvió durante la Edad Media y primera modernidad para agrupar en un mismo espacio geográfico lugares de habitación y de comercio; pero en nuestros días la división entre los lugares de producción y consumo, y los lugares de habitación y vivienda está demarcada claramente.

Las metrópolis actuales, a causa de la economía y la sobrepoblación, no pueden integrar en un mismo lugar las casas de la gente y las oficinas o comercios, por lo que vemos la proliferación de suburbios y barrios residenciales que, al menos en Latinoamérica, no son necesariamente limpios y seguros como en Estados Unidos o Europa.

1. Las ciudades están hechas a escala automotriz
Las ciudades transitables a pie son cosa del pasado: la escala humana (donde uno puede llegar caminando hacia los comercios o zonas de trabajo desde su casa) es cada vez más infrecuente debido al aumento de vías rápidas, carreteras y pasos a desnivel, que vuelven inhóspita la vida del peatón.

2. Caminar es un lujo
El movimiento humano se reserva como ejercicio, por lo que si uno quiere ver gente moviéndose debe ir a parques (usualmente en zonas residenciales gentrificadas o en vías de) o gimnasios, es decir, a espacios privatizados. En los suburbios la gente puede salir a correr o a andar en bicicleta, pero debido a la distancia con respecto a la metrópoli, caminar es impráctico como medio de transporte.

3. Tráfico vehicular
Si las ciudades están hechas para favorecer el traslado vehicular, es normal que veamos las avenidas centrales y periféricas convertidas en gigantescos estacionamientos de autos tratando de entrar o salir de los suburbios. Esto sin contar el estrés y la demanda emocional de pasar horas en un automóvil detenido.

4. Estacionamiento
Siguiendo con el punto anterior, un buen porcentaje de las propiedades suburbanas está destinado a ser zona de estacionamiento para autos. Tanto nos vendieron que tener dos autos era señal de éxito que estuvimos dispuestos a ceder entre 15 y 20% del área de nuestra propiedad para ser utilizado para almacenar autos. Es más o menos la misma escala que destinan los edificios para aparcar los autos.

5. Segregación de consumo
Muchas plazas y centros comerciales son de difícil acceso para los peatones: no sólo están ubicadas lejos de los circuitos peatonales, sino que parecen estar diseñados para ser accesibles solamente para los automovilistas. Gran parte de su superficie está destinada al estacionamiento, por lo que ir al supermercado o simplemente caminar por las plazas comerciales requiere también del auto.

Lima, Perú

6. Segregación económica
La idea del ghetto como espacio de exclusión ha sido ampliamente estudiada en la planeación urbana de ciudades como Praga o Varsovia. Se trataba de barrios exclusivos para minorías raciales o étnicas, pero en la actualidad las grandes mayorías viven “ghetificadas” en zonas residenciales de bajo costo, teniendo que trasladarse durante horas en transporte público para ir a trabajar, y sufriendo de la delincuencia derivada del hacinamiento y la sobrepoblación. Esto es visible en las favelas de Brasil, pero también en los barrios periféricos de Medellín en Colombia y los “cinturones de pobreza” de la Ciudad de México.

7. Planeación caótica
Los suburbios son soluciones emergentes a un problema de vivienda, y por lo tanto no suelen planearse para extender orgánica y estéticamente la superficie de la ciudad, sino que son proyectados y diseñados para meter la mayor cantidad de gente posible en el menor espacio disponible. Es por esto que los suburbios suelen ser difíciles de transitar para quienes no viven en ellos: la señalética es deficiente, el sentido de la distancia se pierde, y la falta de arraigo de los pobladores con el lugar lo invade de una extraña y gris homogeneidad. 

 

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