Al ver un cuerpo así nuestras reacciones pueden ser muchas, pero es muy posible que el común denominador de ellas sea la aversión. Podemos sentir asco, temor, acaso incluso cierto grado fascinación, pero mórbida. Y esto no es casual. La figura tiene todo lo que un ser humano pero monstruosamente, en particular lo que implica su torso, y marcadamente su cabeza. La falta de cuello, lo desmedido de su cráneo, el pecho más amplio de lo que estamos habituados a ver. Esta vez, sin embargo, no se trata sólo de una pieza de arte (al estilo hiperrealista de Ron Mueck, por ejemplo) sino de una iniciativa social.
Como parte de un proyecto para crear conciencia a propósito de la seguridad vial la Comisión de Accidentes de Transporte del gobierno local de Victoria, Australia, convocó a un médico cirujano especialista en trauma (Christian Kenfield, del Hospital de Melbourne), un académico universitario que investiga choques y otro tipo de incidentes de tránsito (David Logan) y, por último, a una artista (Patricia Piccinini), esto para desarrollar a “Graham”, un tipo de “ser humano” cuya excéntrica anatomía tiene las únicas cualidades que harían posible sobrevivir sin daños ni heridas en un accidente automovilístico.
Graham no tiene cuello, así que en esa zona no hay nada que pueda romperse; la piel flácida de su cara sirve para proteger su nariz y sus oídos; una "bolsa de aire" entre cada una de sus costillas protege los órganos vitales de la caja torácica y, finalmente, sus rodillas pueden doblarse hacia cualquier dirección.
El mensaje es claro: sólo teniendo un cuerpo así podrías manejar con imprudencia. De otro modo, con tus características actuales, que son las de todos, mejor sé cuidadoso.
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