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La ópera nunca ha sido un espectáculo popular... ¿pero ahora esto?

Tristemente, la ópera no es un espectáculo popular. Quizá el único momento en que tuvo oportunidad de ganar adeptos masivamente fue a finales del siglo XIX, cuando tanto Giuseppe Verdi como Richard Wagner coincidieron en la intención de convertir su arte en un vehículo del sentimiento popular, ambos en el marco de los movimientos de reunificación nacional que ocurrían en sus respectivos países. Aunque pueda parecer insólito, hay aspectos de las óperas de estos dos compositores que están dirigidos al gran público de su época, acaso no con la instrucción necesaria para apreciar todo el mensaje, pero sí para comprender parte de su contenido. Tal vez el mejor ejemplo de esto sea el famoso coro de Nabucco, “Va pensiero”, que aunque insertado en una historia del pueblo judío exiliado en la Babilonia de Nabucodonosor, se ha considerado una suerte de himno del Risorgimento italiano.

Éstos, sin embargo, son casos aislados. Como género musical, la ópera comparte con la música académica de la que proviene el hecho de requerir de cierta educación para disfrutarla. Todo tipo de música, es cierto, pero la llamada clásica tiene la desventaja de no estar por todos lados y en todo momento, como sucede con otros géneros como el pop, el rock o la música folclórica, que escuchamos desde la infancia o la juventud y que por ello mismo sentimos que podemos apreciar con mayor facilidad, que nos son más cercanos y asequibles.

Esta introducción, acaso un tanto extensa, sirve para introducir un video que a falta de mejor adjetivo tildaremos de “curioso”: la huida en desbandada (es un decir) de un grupo de pingüinos que inesperadamente escuchan a un hombre entonar la célebre canción napolitana 'O sole mio' (no propiamente una pieza operística pero que, al ser popularizada por distintos tenores desde Enrico Caruso hasta Luciano Pavarotti, laxamente ya se considera como tal).

Nick Allen, cantante profesional según las notas que reseñan el hecho, fue el causante de este pavor entre un público que claramente no estaba preparado para llenarse de la experiencia musical de su voz, y aunque por las condiciones de la grabación parece que Allen tenía todo preparado para llevar la canzone napoletana al último rincón del mundo, esto tampoco pudo ser.

 

Lástima. Mejor suerte para la ópera en la próxima ocasión.