Necesitamos música, no sé por qué. Probablemente es una de esas cuestiones de Joseph Campbell, necesitamos rituales. Necesitamos magia y dicha, y poder y mito, y celebración y religión en nuestras vidas y la música es una buena manera de encapsular mucho de ello.
Jerry García
Una de las figuras más prominentes de la segunda ola psicodélica, allá a principios de los setentas, fue sin duda el señor Jerry García. Su rol en The Greatful Dead, así como su carisma y consistencia creativa, le valieron colocarse como una voz fundamental en esos tiempos. Hace un par de años, para deleite de muchos de nosotros, se estrenó el sitio JerryGarcia.com, arcón repleto de gemas asociadas a su trayectoria y personalidad. Administrado por la familia García, el jardín digital hace desfilar datos y documentos en torno a la carrera de Jerry. Pero quizá lo mejor son las más de cinco mil horas de música y tres mil conciertos.
Memorabilia vivia que no niega un dejo de nostalgia, en buena parte provista por la familia y amigos cercanos del guitarrista y vocalista de Greatful Dead, pero también mucho del material ha sido aportado por los propios seguidores de la banda. Así, se da vida a un colaborativo altar digital en honor a Jerry, a fin de cuentas la presencia de alguien no requiere de un cuerpo, pero si de una memoria latente, pulsante.