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¿Por que la indignación masiva ante los ataques y atentados terroristas es tan selectiva dependiendo de en qué país sucedan?

Los recientes atentados perpetuados en Bruselas, al igual que los registrados en París en noviembre del año pasado, estremecieron al mundo entero. Decenas de vidas se perdieron en ellos, y la violencia asociada al fundamentalismo religioso ha sido condenada unánimemente. Sin embargo, junto con el sincero pesar, se evidenció un aspecto sobre el que vale la pena reflexionar: dentro del imaginario colectivo parece haber tragedias mucho más terribles que otras (llámese desastres naturales, atentados terroristas u otro tipo de siniestro), y el criterio para determinar la jerarquía tiene que ver con que éstas ocurran en países occidentales –a diferencia de tragedias que se registren en países "lejanos" como de Medio Oriente o África.

Por ejemplo, Irak, Afganistán, Nigeria y Siria padecen casi sistemáticamente sucesos de este tipo, algunos mucho más sangrientos, y aunque ciertos medios internacionales los reportan vagamente, rara vez siquiera se registran estos ataques en la mente colectiva –mucho menos se lamentan o llenamos nuestros muros en redes sociales con frases como "Yo soy París". 

Vale la pena recalcar que no se trata de minimizar ninguna muerte o atentado, pero sí es buena oportunidad para reflexionar sobre cómo funciona nuestro mecanismo de empatía y sobre qué dice esto de nuestra compasión cultural.

El siguiente mapa, elaborado por el blog de Cinismo Ilustrado, responde a la pregunta "¿Qué tan terrible es para el mundo que una tragedia ocurra en...?". Y si bien no queda claro qué criterio se establece para jerarquizar los distintos grados de indignación selectiva, la distribución parece al menos sensata de acuerdo a lo que podemos percibir en medios y redes: