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Entender la forma en que la memoria procesa y retiene información puede llevar a realizar extraños experimentos donde las funciones mnémicas nos muestran su operación
via: Flood/Flickr

Imagen: Flood/Flickr

El aprendizaje se compone de diferentes habilidades cognitivas; la memoria constituye una de sus bases fundamentales. La memorización de información a corto plazo (por ejemplo, para aprender una dirección web o para estudiar antes de un examen) tiene una función bien diferenciada de la memoria a largo plazo, esa donde quedan los registros de mayor importancia. La aplicación Memrise ha organizado un concurso --que se pretende anual-- donde convocan a los grandes maestros de la memoria para experimentar y tratar de entender los mecanismos del río del recuerdo y el olvido.

Integrantes de la comunidad científica, investigadores y aficionados se dieron cita en un laboratorio, donde emplearon diferentes habilidades mnémicas para una sencilla tarea: memorizar 80 palabras en lituano, además de ganar un premio de 10 mil dólares. Los diferentes acercamientos pretenden estudiar el proceso de memorización a través de prueba y error, pues finalmente todo sirve como investigación al tratar de incorporar estos aprendizajes en la versión terminada de la app. Los finalistas ya pueden consultarse en el sitio de Memrise. Algunas de las técnicas más promisorias que hallaron fueron estas:

 1. Aceptar la propia ignorancia

Saber lo que no sabemos es un principio básico del aprendizaje; es el punto de partida a través del cual salimos a la búsqueda del objeto de estudio. En una acepción más sencilla, los investigadores usaron una técnica llamada "generación errónea": se les pedía a los voluntarios que trataran de adivinar el significado de la palabra lituana, lo que necesariamente los llevó a cometer muchos intentos fallidos. Sin embargo, esta dificultad puede ser aprovechada e incluso fomentada como herramienta de aprendizaje lúdico, como cuando jugábamos de niños con memoramas. Los participantes fallaron en adivinar el significado de las palabras, pero las palabras mismas se quedaron en su cabeza (i.e., las memorizaron).

2. Los ciclos de la memoria

La memoria se alimenta de la atención y la concentración; si te desvelas estudiando, tu cuerpo está en un estado de tensión que no es muy favorable antes de un examen. Dedicar un cierto período de tiempo para estudiar alternado con un lapso de descanso es más productivo y menos desgastante. Los investigadores experimentaron con los efectos de pequeños períodos de descanso de la "tarea" de aprender palabras lituanas, mostrándoles a los participantes videos de cascadas o cosas que nada tenían que ver con el tema. Estos descansos podrían tener la misma función que los de las rutinas de ejercicio o de los lapsos de sueño: permitir que el aprendizaje se fije, que el músculo crezca y que las energías del cuerpo se restablezcan naturalmente.

3. Aprendizaje estilo buffet

Para comer un pedazo de carne necesitas cortarlo en trozos del tamaño de un bocado; lo mismo parece funcionar con la memoria. Si alimentas tu memoria con pequeños pedazos de información agrupada bajo algún parámetro, formarás series que al parecer son más sencillas de aprender. Aquí podemos ver cómo estas técnicas se compenetran mutuamente, pues los períodos de atención y concentración para absorber una serie de palabras se continúan en lapsos de descanso y se prolongan en un nuevo período de atención sobre una serie diferente de palabras; es como comer de un buffet en lugar de tratar de repasar de arriba a abajo un menú.

4. Cuéntate una historia

La vieja solución narrativa: la poesía, antes de la invención de la imprenta, solía ser un arte de la memoria: los versos se ordenan y encadenan según regularidades sonoras y sintácticas que forman bloques que la memoria puede deglutir, y el entramado entre los versos logra componer un significado global a una pieza literaria y decirnos de qué se trata. Al memorizar palabras se intentó construir una historia utilizando todas las palabras posibles de la serie: los amantes se recuestan en la "lova" (cama en lituano) para hacer el amor ("love", amor en inglés, fonéticamente similar a lova), y la asonancia sonora de las palabras permite asociarlas con un significado narrativo; para aprender la lista de palabras se intentó contar una historia, lo que tiene el beneficio secundario de otorgarles un orden y facilitar la memorización.

Existen personas capaces de aprender chino en pocos días (o eso dicen) y de recitar números binarios o factores de pi a la velocidad de la luz. La memoria como herramienta de competencia puede ayudarnos a entender y fomentar mejores hábitos de aprendizaje, comenzando por comprender el funcionamiento pragmático de nuestra memoria.