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Álter-instructivo: cómo escapar de las esposas de plástico (VIDEOS)

Por: Jimena O. - 04/01/2015

Este es el tipo de información que uno espera almacenar al fondo del cerebro y no necesitar jamás. En caso necesario, mejor tenerla presente

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Las esposas de plástico (zip-ties o cable ties) tienen aplicaciones prácticas en casa o en una construcción, pero también pueden ser usadas para privar ilegalmente de la libertad a las personas. Este sencillo invento ha sido utilizado en secuestros, asaltos a bancos y casas-habitación, en caso de que los asaltantes tengan tiempo para restringir la movilidad de sus víctimas.

Lo más importante en cualquier caso es oponer la menor resistencia posible a la sujeción, y hacerle saber a los agresores que no presentas ninguna amenaza para ellos. Mantener la calma en todo momento. En la parte práctica del plan de escape lo primero es presentarles las manos de manera que el dorso quede hacia arriba, los pulgares y muñecas juntas.

De esta manera será más sencillo probar a deslizar una mano entre los bordes. Si esto no resulta exitoso, prueba alguno de los siguientes métodos. Todos involucran un conocimiento mínimo del mecanismo de sujeción, que consiste en una tira de plástico dentada que embona en un candado que asegura el diente. Este plástico es extremadamente resistente (puede cargar hasta 175 libras). Sin embargo, romperlas es relativamente sencillo cuando conoces su punto débil.

El método más sencillo es apretarlas lo más que puedas y juntar tus muñecas para forzar el candado con un movimiento preciso y veloz hacia atrás, como si quisieras romper una pared imaginaria con tus codos:

 

El mismo principio funciona con dos esposas de plástico:

 

Si las condiciones te lo permiten (o los demás métodos no funcionan), puedes tratar de hacer una sierra de fricción con agüjetas.

Tardado, pero efectivo.

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