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10 técnicas para hackear el estrés en tu vida cotidiana

Por: Jimena O. - 02/17/2015

El mundo moderno ofrece infinitas fuentes de estrés, pero sorprendentemente, depende de nosotros mismos permitirnos (o no) vivir una vida estresada y angustiada. Es cuestión de darse cuenta
via indiatimes.com

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El estrés es un estado desagradable, pero necesario: aunque cada persona entienda la palabra de manera distinta (y el estrés en cada cual se desencadene en circunstancias y contextos distintos), lo cierto es que la ansiedad y el estrés pueden ser útiles para ejecutar acciones concretas, así como para movilizarnos a través del reflejo de contraataque y escape.

Todo manual de manejo de estrés te dice lo mismo: controlarlo radica en controlar tu respuesta emocional frente a la incertidumbre y la frustración; mantenerte activo en situaciones difíciles es lo que le permitirá a tu cerebro aprender y aplicar conocimientos, en lugar de lastimarse y perder el control definitivamente cuando el estrés es desproporcionado y continuo.

Niveles moderados de estrés pueden ser buenos para mantener sana la memoria. ¿Pero qué cosa es “estrés moderado”? En términos prácticos, se trata de momentos de estrés seguidos de momentos de descanso y desconexión. Podemos pensar el estrés como un momento de tensión al que debe seguir un momento de relajación.

Elizabeth Kirby de la Universidad de California en Berkley es experta en estrés y piensa que, si se le conduce de manera intermitente, este puede mantener “el celebro alerta, y uno actúa mejor cuando está alerta”.

En animales, el estrés es la clave de la vida y la muerte: un momento de estrés al reconocer la presencia de un depredador permitirá escapar y vivir otro día para relajarse y reproducirse… Además, el estrés continuado representa importantes peligros para la salud tanto física como mental: el corazón se quiebra por estrés más que por desamor, y la ansiedad psicológica es la receta para mantenerse deprimidos (y posiblemente, también obesos).

Conjuntar una dieta balanceada, una rutina de ejercicio y hábitos saludables con un poco de  autorreflexión puede ayudar a mantener en un nivel moderado los efectos negativos del estrés. Aquí te proponemos 10 puntos que pueden servir de guía en momentos estresantes:

Recuerda que siempre puede ser peor.

Recuerda que siempre puede ser peor

Aprecia lo que tienes

Un viejo proverbio dice que el secreto de la riqueza es apreciar la porción que tenemos delante. No se trata de ser mediocres ni conformistas, sino de cultivar el agradecimiento como llave para habitar el presente. El agradecimiento, además, mejora el ánimo y reduce 23% la concentración de cortisona en la sangre.

No te obsesiones con el “hubiera”

El “hubiera” es la llave de toda ficción creativa, pero también es el disparador del estrés y la preocupación: lo que le estás diciendo realmente a tu cerebro con estas preguntas es que debe volver en el tiempo y tomar otras decisiones. Esto es imposible, pero es tu cerebro, así que tratará de hacerlo. El resultado es vivir en un lugar (imaginario) donde la posibilidad de actuar quedó cancelada.

Mantén una actitud positiva

Sabemos que el optimismo te da urticaria, pero existe una razón por la que funciona: introducir pensamientos positivos dentro de un mar caótico de hipótesis ayuda a ordenar el deseo y la ansiedad. Es como darle un respiro a tu cerebro seleccionando conscientemente pensamientos libres de estrés: la idea es reenfocar tu atención en lo importante. Si te es difícil invocar actitudes positivas, simplemente piensa en un momento donde te hayas sentido bien o hayas sido feliz en el pasado.

Desconéctate

Estar conectado día y noche al celular y las pantallas es absolutamente desgastante: asegúrate de poder desconectarte durante un buen periodo de tiempo, de manera que tu cuerpo pueda experimentar una distancia real con el estado de estrés. Sabemos que tu trabajo es indispensable e importante y que estás ocupadísimo(a) 24/7, pero si no te desconectas de vez en cuando tu cuerpo lo resentirá. Recuerda que los dispositivos electrónicos son herramientas que ayudan a nuestras mentes a trabajar: nuestras mentes no son extensiones de dichos dispositivos. Busca la forma de mantenerte humano.

Limita tu consumo de cafeína

Aunque un delicioso café tiene antioxidantes y puede disparar benéfica adrenalina, un exceso de esta sustancia puede hiperexcitarte e instalarte en un estado de estrés continuo. Lo bueno del café es que te permite entrar en este estado de alerta necesaria para responder a muchas cosas en muy poco tiempo (por eso es preferible tomarlo por la mañana), pero necesitas darle tiempo a tu cuerpo para que lo procese y lo deseche.

Duerme

No solemos prestar mucha atención a este punto: pensamos en el dormir como si fuera una parte de la vida que se realiza automáticamente, pero en realidad pasamos 1/3 de nuestra vida durmiendo en condiciones poco satisfactorias. La falta de sueño aumenta el estrés porque tu cabeza compensa el descanso con cortisona y adrenalina: tu cerebro cree que no duermes porque estás —por ejemplo— escapando de un depredador o cuidando a tus crías durante una helada. Lo más probable es que estés procrastinando en Tumblr o 4Chan antes de un examen, así que cierra todo y dale a tu cuerpo algo de descanso.

No te regañes

¿Recuerdas esa voz que aparece en tu mente cuando te vas a dormir, cuando vas manejando tu auto o en el transporte público? ¿Esa voz que te recrimina por todo lo que no hiciste, o hiciste mal, o no hiciste a la perfección? Bueno: esa voz también es fuente de estrés, y el hecho de que no “exista” no la hace menos real. Se trata de un censor interno que forma parte del superyó y es necesario para enfrentar dilemas morales; pero es preciso limitar conscientemente su incidencia en tu vida cotidiana, pues su cháchara y sus regaños son desgastantes emocional e intelectualmente. Es como tener una bocina siempre encendida en el fondo de tu mente. Lo que puedes hacer para identificar este discurso es estar atento a palabras como “peor”, “nunca”, “insuficiente”, o “mediocre” cuando pienses en ti mismo(a). Recuérdate que son pensamientos, no hechos, y ponte a hacer algo relajante.

Madurar es un proceso que siempre puede hacerse mal...

Madurar es un proceso que siempre puede hacerse mal...

Busca nuevas perspectivas

Las condiciones subjetivas de la realidad están determinadas por tu actitud: Viktor Frankl se volvió un gran gurú motivacional no porque vendiera muchos libros, sino porque encontró la forma de hacer soportable la existencia en un lugar insoportable como los campos de concentración nazis en la Segunda Guerra Mundial. Primo Levi y Jean Améry también sobrevivieron al lager, pero nunca salieron realmente. Tal vez nadie salga. Sin embargo, la respuesta a nuestras circunstancias concretas rara vez será puesta a prueba de manera tan dramática. Cuando te encuentres pensando “todo está mal” o “nada funciona aquí”, piensa qué es exactamente lo que está mal y lo que no funciona; esto te ayudará a darle dimensión objetiva a tu preocupación subjetiva y a encontrar una solución práctica para ella.

Respira

¿Sabías que la manera más sencilla de relajarte y disminuir el estrés es ponerle atención a tu respiración? Meditar es básicamente eso: respirar con atención. Ese viejo consejo de contar hasta 10 para no enojarte es inútil si no inspiras y expiras entre cada número: la meta es pasar los 10 segundos concentrándote en tu respiración, a pesar de que otros pensamientos busquen distraerte. Si puedes estar un minuto o dos respirando conscientemente, te encontrarás increíblemente más relajado(a) que cuando comenzaste a contar. Haz la prueba, no pierdes nada: el aire (todavía) es gratis.

Construye un sistema de apoyo (verdaderas “redes sociales”)

“Nadie es una isla”, decía John Donne: es tentador pensar que puedes hacerte cargo de todo a solas, pero para acceder a un grado razonable de tranquilidad en medio de un mar de ocupaciones lo mejor es aprender a delegar y a pedir ayuda. Se trata de identificar a familiares, amigos y colaboradores que pueden convertirse en aliados en momentos de estrés: no se trata de una visión instrumental y mecanicista de la gente, sino de confiar en ellos para algo que te rebasa a ti. Piensa que se siente bien cuando alguien te pide tu opinión para resolver un problema, o simplemente para conocer tu opinión sobre algo que le preocupa. Invertir tiempo y energía en las personas que quieres es una forma de crear verdaderas redes sociales que estén ahí para ti en momentos de dificultad.