Habiendo mucho mar y muchas pistas de cemento y asfalto, por alguna razón hay gente que prefiere patinar precisamente ahí donde todos los demás no lo harían (o no esperaríamos que lo hicieran).
Pero Sean Colello y Rob Miceli emprendieron una extraña aventura --digna de una rara versión skater de Alicia en el país de las maravillas-- al utilizar los restos de hospitales psiquiátricos abandonados como pistas y circuitos de patinaje.
La localización exacta del lugar donde se filmó el video no ha sido revelada, pero se sabe que se trata de un enorme campus psiquiátrico en Nueva York compuesto de al menos 10 edificios, y que cuatro de ellos aún funcionan. En realidad, los realizadores se metieron ilegalmente.
Lo más extraño de estos sitios, desde el punto de vista de los patinadores, es que "todos los edificios están conectados con túneles subterráneos, así que si te metes a uno, tienes acceso a todos", por lo que técnicamente sólo se metieron a uno. El laberinto de túneles y callejones y escaleras que conectaba los edificios hace que los sonidos de las ruedas cobren ecos y reflejos propios de una película de terror, como gritos de pacientes e internados que se quedaran reverberando para siempre en la oscuridad.
