El fotógrafo Yoshinori Mizutani salió un día de su casa en el barrio de Shibuya, Tokio, y notó una pequeña bandada de periquitos de cuello rosado volando y posándose tranquilamente en un árbol de ginkgo. La curiosidad creció con los días, hasta que decidió investigar un poco más.
Mizutani descubrió que los periquitos que hoy viven en grandes parvadas son descendientes directos de pericos caseros traídos de la India y Sri Lanka durante los 70. Como salidos de una escena de Hitchcock, los periquitos invadieron literalmente la isla, de la que no son oriundos, pero verlos no es una experiencia terrorífica, sino una fuente de gozo e inspiración para Mizutani.
En Tokyo Parrots Mizutani consigna el trabajo de dos años persiguiendo a los pericos por las instalaciones del Instituto de Tecnología de Tokio, un lugar preferido por estas aves. Sus tomas tienen esa claridad por el flash sincronizado que utiliza, de modo que las aves se recortan naturalmente contra el fondo del cielo o los árboles, dando una apariencia salida de una fantasía de Photoshop (o de una pesadilla ecológica aún por ser descubierta).