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Modernos gladiadores se baten en la arena cada año en la Piazza de Santa Croce, en Florencia: uno de los espectáculos deportivos más interesantes de la Antigüedad.

Una mezcla de soccer, vale tudo, MMA, boxeo, rugby y lucha grecorromana: para los espectadores modernos, el Calcio Storico Calcio Fiorentino no puede entenderse sino a través de un híbrido puñado de referencias deportivas; sin embargo, para los florentinos, el Calcio (de "pie") es una tradición con más de 600 años de antigüedad, y que luego de caer en un olvido relativo durante el siglo XVII, vuelve a jugarse cada año en la tercera semana de junio, en la Piazza Santa Croce. 

El Calcio goza de fama feroz por la aparente desorganización y libertad de contacto entre los jugadores; sin embargo, un vistazo a las reglas de este deporte nos hace ver que en realidad el objetivo no es lastimar a los jugadores del otro equipo: se juega con dos equipos de 27 jugadores (5 de los cuales son porteros), y el objetivo es anotar goles ("cacce") introduciendo una pelota en uno de los agujeros situados en los extremos del campo.

Las medidas de la plaza son similares a las de una cancha de soccer, pero está cubierto de arena en lugar de césped. Cada partido dura 50 minutos y ocho árbitros (entre jueces de línea y maestros de campo) se encargan de llevar la cuenta de los cacce de cada equipo, y aunque permiten un contacto extremo (con un arsenal de puñetazos, codazos y estrangulaciones), no permite golpes bajos ni por la espalda.

Se dice que el Calcio no sólo era una festividad de carnaval, sino también un entretenimiento para aristócratas ricos. A pesar del asedio a Florencia en febrero de 1530, la ciudad continuó jugando Calcio como medida de resistencia; papas como Clemente VII, León XI y Urbano VIII eran conocidos jugadores de Calcio. 

A diferencia del star system de los deportes convertidos en espectáculo, la recompensa de los jugadores de Calcio es un banquete posterior al juego; sin embargo, es curioso pensar que la tierra de los gladiadores siga siendo cuna de modernos entertainers, mezcla de deportistas y actores, en una atracción que ha retomado impulso luego de siglos: un espectáculo donde la tradición no está peleada con la belleza, y el juego mantiene viva la identidad comunitaria.