En Estados Unidos un peculiar abogado llamado Matthew Katz ha dedicado sus esfuerzos profesionales a ayudar a los migrantes. En Illinois operan cinco de sus seis oficinas, en donde se atienden casos de migración, bancarrota y estatus legal –sorprendentemente tres de ellas proporcionan consultas gratuitas. Su misión es evitar que los migrantes sean deportados, incluso cuando hayan cometido algún delito menor. Su única oficina en Latinoamérica está en la Ciudad de México, y desde ahí este empático abogado gestiona visas para las personas a las les fueron previamente negadas.
Katz, quien es amante del español, prefiere que lo llamen Mateo, y este año presentó su libro “El derecho del pueblo”, que se trata de, dicho en sus propias palabras, “Una guía para que los llamados “ilegales” puedan quedarse allá, para que no sufran abusos, ya que les ofrezco una lista de acciones de cómo deben comportarse, que van desde no soplarle al alcoholímetro, pasando por no firmar su deportación, hasta no revelar su nacionalidad y cosas así; son cosas que deben saber para proteger sus propios intereses”.
El activista explica que los inmigrantes deben evitar cooperar con las autoridades, advirtiendo que las autoridades migratorias se disfrazan recurrentemente de civiles, y conversan con las personas de apariencia migrante para obtener información de su procedencia: “Ah, mi familia es de Michoacán, ¿de dónde es usted amigo?’, y entonces el inmigrante confiado les revela ‘soy de Durango’ y vámonos, en ese momento le aplican la deportación”.
La loable labor del abogado 'Mateo', como se promociona en Twitter y Facebook, resulta admirable y particularmente útil, en un país cuyos inmigrantes ilegales encuentran un nulo apoyo de carácter legal, en un sistema que los relega constante y arbitrariamente. El caso de Katz ejemplifica el cómo cualquier trinchera es pertinente para cooperar con un bienestar colectivo. El fenómeno de los migrantes urge una reconceptualización, pues desafortunadamente, para el sistema legal y en la percepción de muchos, in indocumentado es casi sinónimo de criminal.
