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Japón tiene fama de ser, culturalmente, un país de cotidianeidad calma y temperada, en donde las emociones humanas existen, pero su expresión se limita al gesto mínimo y apenas perceptible, a diferencia de, digamos, los países tropicales, donde la efusividad es la norma y la más mínima muestra de cariño, ira, felicidad, etc., encuentra un cauce físico y corporal.

Con la inminente llegada del 14 de febrero, la fecha mainstream de los así llamados “amor y amistad”, cobra relevancia este curioso ritual que en Japón tiene lugar los días 30 de enero de cada año, día en que los esposos declaran su amor a sus esposas pero, literalmente, a gritos, subidos en un templete público y apoyados por sus iguales y sus consortes, venciendo solo en estas condiciones las barreas psíquicas y sociales que les impiden hacer de esto una práctica usual.

Curiosamente, para las esposas se trata también de una ocasión especial, memorable y también admirable, en la cual advierten que, en efecto, sus hombres siguen amándolas.

La serie fotográfica, elaborada por Kiyoshi Ota, da cuenta también del complejo sistema de gestos que forman el lenguaje corporal del amor en este ámbito de la cultura japonesa, la página de un lexicón que posee también su propia etimología, esas raíces que se hunden en el desarrollo civilizatorio de una sociedad que, como en el caso de la japonesa, tomó rumbos sumamente singulares.

Imágenes vía BuzzFeed