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La serie de HBO, Mad Men, nos lleva a los sesentas en Estados Unidos, pero paradójicamente el paseo no incluye chicas psicodélicas y paraísos multicolores, más bien es un testimonio de la construcción del consumismo como un estandarte casi religioso.

Con una narrativa que se desliza entre la precisión histórica, la nostalgia y el letargo, la serie Mad Men quizá sea una de la mejores ambientadas en la historia de la televisión. Con un impecable diseño de vestuario y ambientación de escenarios, pero además una estudiada replica de las costumbres y conductas de esa época, esta serie retrata fielmente la versión ejecutiva de los sesentas en Estados Unidos, y particularmente en Nueva York, lejos de la psicodelia, los apodos étnicos, y los legendarios conciertos de rock propios del movimiento hippie que generalmente domina la proyección de esa década.

Publicidad vs LSD

Utilizando como punto de partida uno de los mayores pulsos culturales del último siglo, el mundo de la publicidad, Mad Men refleja lo que hacían y pensaban los habitantes de Estados Unidos en esa época, o al menos el sector de la población que no se encontraba consumiendo LSD: una sexualidad recatadamente boyante, un sincero pero manipulado optimismo, paradigmas gestados en torno a los clichés configurados en buena medida por los mensajes publicitarios, y una ya entonces consagrada cultura del consumo. Y en este sentido no deja de llamar la atención como, de estos dos movimientos sesenteros que alguna vez  coexistieron en EUA, el que finalmente perduraría sería el de la consagración publicitaria.

En Mad Men el mundo de la publicidad se devela como lo que es, un mecanismo que fusiona variabales educativas, emocionales, culturales, y sociales, en busca de proyectar una especie de sombrío holograma alrededor de un solo dios: el consumo. Jugando con nociones arquetípicas como la libertad y la identidad, el mundo publicitario se alimenta exclusivamente de un cínico manjar: la promesa de la felicidad. Y tomando en cuenta su determinante relevancia en el diseño actual de la "realidad compartida" se presenta como una necesidad, o casi un deber, transitar sus entrañas, glamorosamente viscosas, en busca de la respuesta a algunas interrogantes más importantes ¿Quiénes somos, de dónde venimos y, por qué somos tan estupidos?

Entretenimiento histórico

Pero tal vez lo más interesante de este viaje al pasado que nos ofrece la serie, es que pudiera estar retratando el último gran episodio del sueño americano. Recordemos que en la pasada década se han registrado múltiples indicadores de que esta ilusión socioeconómica ha comenzado ya, oficialmente, su decadencia. Y en este sentido el valor histórico de Mad Men se duplica pues transmuta en un entretenido testimonio de una etapa de Estados Unidos que pronto podría quedar sepultada entre los escombros de la crisis financiera, moral y social, que actualmente parece estar devorando a esta nación.

Un “spa en el tiempo” dentro del los contenidos mainstream

Acreedora de múltiples reconocimientos (es una de las series más laureadas de la historia reciente), Mad Men goza de un guión que si bien rompe con el frenesí narrativo que caracteriza a buena parte de las series pop de TV, logra convencer al espectador apoyada en una atmósfera empapada de sensualidad vintage que, al entrelazarse con una gran labor de investigación histórica y una perfecta producción, termina por envolverte a lo largo de sus episodios.

En este sentido, y tal vez como un recurso metanarrativo bien pensado, llama la atención el ritmo al que se desenvuelven los sucesos a lo largo de la historia. Curiosamente es un ritmo sintonizado con la época que esta proyectando la serie y a pesar de que durante los primeros episodios puede percibirse como una narrativa un tanto lenta, o incluso desesperante, conforme avanza la historia te sumerges en esta frecuencia alter-temporal. Y al final probablemente terminarás agradeciendo que aún existan contenidos dentro del mainstream que no tengan que recurrir a una psicótica velocidad de acontecimientos en su aspiración por captar tu atención.

Mad Men

En síntesis Mad Men es entretenimiento educativo, un testimonio de la cínica construcción de la historia contemporánea, y quizá el retrato vivo de la última etapa de oro en el sueño estadounidense, esa era forjada a través de la manipulación de la región más primitiva de nuestro cerebro, y de su proyección hacia el consumismo. Y al final, la serie nos ayuda a entender como surgió ese mantra existencial del que miles han sido hechos prisioneros, y el cual reza: “Dedicamos nuestra vida a trabajar en algo que en verdad no disfrutamos con el único fin de adquirir cosas que en verdad no necesitamos”.

Más información sobre la serie, sorteos, y otras promociones en la página de Mad Men en Facebook.