Poco después de su nacimiento en 1972 a manos del arquitecto y escultor húngaro Erno Rubik, este cubo de convirtió en un objeto icónico por al menos un par de décadas. Desde finales de los setentas hasta mediados de los noventa, cientos de miles, o quizá millones, de hogares alrededor del mundo tenían un Cubo de Rubik. Familiares y amigos se retaban incansablemente a encontrar la solución de esta enigma tridimensional que implicaba uniformar las seis caras del cubo de acuerdo a los seis colores incluidos.
Pero al parecer este juego de culto para la generación ochentena ha sido finalmente derrocado. Y es que un grupo de ingenieros, geeks, y académicos, consumó una operación que devela el número máximo de movimientos que tienen que realizarse para resolver el Cubo de Rubik partiendo desde cualquier posible estado. El conocido como Número de Dios, que de acuerdo a algunos explica la vida, el universo, y básicamente todo lo que conocemos, el veinte, es el límite del propio cubo.
El cálculo de límite de movimientos necesarios para resolver cualquier enigma planteado por el Cubo de Rubik, llegó con la ayuda de una súper potente computadora facilitada por Google a este equipo de obsesivos matemáticos que lograron terminar con el rostro cuasimágico del cubo más famoso del mundo.
