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El 10 de julio brillará la Luna de Ciervo, la luna llena más baja del cielo en 2025 y la más distante del Sol. Un fenómeno visible a simple vista, ideal para observar, fotografiar o reconectar con los ciclos naturales.

La luna llena de julio ya tiene fecha, nombre y contexto astronómico. Se trata de la Luna de Ciervo, que alcanzará su punto máximo de brillo la noche del jueves 10 de julio y será visible sin necesidad de telescopios. Un evento que, aunque ocurre cada año, en esta ocasión tendrá una peculiaridad: será la luna llena más lejana del Sol en todo 2025, y una de las más bajas en el cielo.

¿Por qué? Porque la Tierra acaba de pasar por su afelio, el punto más alejado del Sol en su órbita, y la luna llena, al estar en el lado opuesto del planeta, se convierte en la más distante del año con respecto al astro. Además, al coincidir con el verano en el hemisferio norte —cuando el Sol se encuentra alto—, la luna se mantendrá más cerca del horizonte, creando una imagen que, además de llamativa, puede jugarle trucos a tu percepción.

Una ilusión que no falla

Al aparecer baja en el cielo, la Luna de Ciervo se teñirá de tonos anaranjados y parecerá más grande de lo habitual. Este fenómeno, conocido como “ilusión lunar”, no tiene que ver con su tamaño real, sino con cómo nuestro cerebro interpreta su presencia cerca del horizonte. El mejor momento para verla será al anochecer del 10 de julio o al amanecer del 11, dependiendo de tu ubicación.

La luna saldrá por el este-sureste, recorrerá el cielo sin elevarse demasiado y se ocultará por el suroeste. Estará ubicada en la constelación de Sagitario, aunque no esperes estrellas brillantes a su alrededor.

¿Por qué se llama Luna de Ciervo?

El nombre proviene de las tribus originarias de América del Norte, que observaron cómo en julio los ciervos machos comenzaban a desarrollar sus astas, símbolo de renovación y fuerza. En Europa, esta luna también fue conocida como Luna del Heno o Luna del Trueno, en relación con las cosechas y las tormentas de verano.
Detrás de estos nombres hay algo más que simbólico: una forma ancestral de vincular los cielos con los ciclos de la tierra. La luna no era solo un satélite, sino un marcador del tiempo y de la vida.

No necesitas saber astronomía para mirar al cielo. Solo hace falta mirar con atención. Esta luna, la más baja y lejana del año, no es solo un dato astronómico: es una oportunidad para recordar que, a pesar del ruido, todavía hay ritmos naturales que siguen marcando el tiempo.


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Imagen de portada: Infobae