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No fue solo punk ni solo goth: fue rito, fuego y visión. Siouxsie Sioux levantó su voz como un relámpago entre sombras, fundiendo lo onírico y lo brutal, abriendo un portal sonoro que aún hoy influye a quienes buscan belleza en lo abismal

En un mundo donde la música se desangraba entre la furia del punk y el desencanto de la posguerra, emergió una figura que no se limitó a gritar: conjuró. Siouxsie Sioux, hechicera del sonido, líder de Siouxsie and the Banshees, no solo se abrió paso entre las llamas de una industria gobernada por hombres, sino que encendió las suyas propias. Con cada mirada gélida y delineado afilado como daga, con cada nota que vibraba entre lo onírico y lo brutal, su arte se volvió acto de exorcismo colectivo.

Formada en 1976, Siouxsie and the Banshees no fue solo una banda: fue una invocación. Su música, cargada de guitarrazos afilados, sintetizadores densos y percusiones que parecían invocar antiguos rituales, te lleva por un viaje sonoro donde el caos y el éxtasis se entrelazan. La voz de Siouxsie, eléctrica, felina y profunda, se desliza como humo entre sonidos pesados y atmósferas etéreas. Es una experiencia que transita entre lo impetuoso y revolucionario, y lo elevado, onírico, casi brujezco.

Siouxsie desafió con su sonido. Su imagen –maquillaje dramático, peinados imposibles, vestimentas que eran performance por sí mismas– se volvió emblema. Ícono indiscutible de la escena goth y musa de una generación, fue espejo y espada: mostró el deseo y la furia de una feminidad no domesticada.

La banda dejó huella desde su primer álbum, "The Scream" (1978), hasta sus últimas exploraciones más etéreas y electrónicas. Discos como "Juju" (1981) y "A Kiss in the Dreamhouse" (1982) son considerados pilares no solo del post-punk, sino de toda una sensibilidad gótica que se expandió en la música, la moda y la contracultura.

Su influencia se siente como ecos que no se apagan. Robert Smith (The Cure) tocó con ellos y absorbió parte de su hechizo. Joy Division, Bauhaus y más tarde Nine Inch Nails y Garbage, todos bebieron de esa fuente oscura y poderosa. Siouxsie no solo fue contemporánea de Sid Vicious, fue, en muchos sentidos, la sombra que los envolvía.

Tuvieron momentos icónicos en la industria musical: como aquella primera presentación en el programa de John Peel, donde Siouxsie conjuró más que una sesión de estudio; su presencia magnética en Top of the Pops, donde cada gesto era un hechizo visual; o su participación inicial con los Sex Pistols como parte del infame 'Bromley Contingent', que la colocó en el centro mismo del nacimiento del punk británico. Fue allí donde conoció a Sid Vicious, quien incluso tocó la batería en la primera presentación improvisada de Siouxsie and the Banshees en 1976, marcando una alianza simbólica entre el caos punk y la fuerza visionaria de Siouxsie. Años después, Robert Smith de The Cure se uniría a la banda en varias giras, generando una fusión mística entre los mundos sonoros de ambas agrupaciones: la melancolía poética de The Cure y la energía espectral de los Banshees. Y en los escenarios de festivales donde el gótico y el glam chocaban y se fundían, Siouxsie se mantenía como sacerdotisa inamovible, testigo y arquitecta de una era.

En un universo de hombres con guitarras y rabia, Siouxsie se plantó como médium de otros lenguajes: los del deseo no dicho, los miedos colectivos, las mitologías femeninas que arden en silencio. Su legado es un conjuro que aún retumba. Su influencia persiste en la música actual, no como eco lejano, sino como fuerza subterránea. Incluso la banda de shoegaze Slowdive tomó su nombre de la canción 'Slowdive' de Siouxsie and the Banshees, revelando cómo su espectro sigue guiando nuevas formas de sensibilidad sonora: atmósferas nebulosas, guitarras que se deshacen como niebla y voces que parecen venir de un sueño compartido.

 

Principales canciones de Siouxsie and the Banshees

Hong Kong Garden (1978)

 

Dear Prudence (1983)

Un cover de The Beatles, reinventado con una elegancia espectral que incluso los más puristas respetaron.

 

Spellbound (1981)

 

Arabian Knights (1981)

 

Cities in Dust (1985)

 

Happy House (1980)

 

Dazzle (1984)

 

The Passenger (1987)

Un cover de Iggy Pop, tan elegante y visceral que incluso Iggy la ha elogiado: "Siouxsie puede cantar como un pájaro. Siempre la he considerado una gran mujer", dijo al respecto.

 

Cada una es una grieta. Un susurro. Un grito ritual. Y juntas, construyen un altar oscuro, elegante, profundamente humano.

Siouxsie Sioux no solo hizo música. Encarnó un estado del alma. Uno donde la oscuridad no es ausencia, sino origen. Y en cada eco de su voz aún palpita una revolución que no ha terminado.


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Imagen de portada: Resistance Wenzine