El Budismo de la Tierra Pura o la liberación del propio poder
Filosofía
Por: Alejandro Massa Varela - 11/27/2024
Por: Alejandro Massa Varela - 11/27/2024
La devoción a “Amitabha”, el Buda de la luz infinita, surgió en Zhongguo, la Nación del centro, o China para los occidentales, alrededor de la VII centuria de la era común. Si bien Amitabha aparece obviamente en sutras de origen indio mucho previos y existe también un culto a los bodhisattvas y a la familia de los cinco Buddhas en India.
Ese otro ilimitado de esa fe adquiriría el nombre de “Amida” en el Japón entre los siglos XII y XIII, ahora bajo la forma de las escuelas o sectas “Yūzū nenbutsu shū”, “Jōdo shū”, “Jōdo Shinshū”, “Ji shū”, fundadas por los monjes Ryōnin, Hōnen, Shinran e Ippen.
El movimiento espiritual conocido como “Tierra Pura” sigue siendo vigente en toda Asia y la práctica budista más popular en el país del sol naciente, sobre todo entre personas muy sencillas o marginadas como campesinos y obreros de escasa educación, o sin techo, comerciantes irregulares, trabajadoras sexuales y personas con formas de vida consideradas fuera de la moral. Esto por ser un budismo de acceso fácil y basado en la gratuidad. También ha inspirado artistas como Shiko Munakata o incluso películas anime como Asura de 2012.
Pero ¿qué dicen garantizar o a donde llevan las palabras Tierra Pura y el nombre Amida?
Las dos palabras simples se refieren a una forma de Budismo Mahāyāna soteriológica por excelencia. Parte de una premisa de auxilio de la luz o la gracia que nirvaniza el cosmos de un Buda redentor, un monje llamado Dharmakara cuya vida hace eones da a conocer Siddhārtha Gautama. Se trata de un rey mitológico que renunció a su trono gracias al Buda Lokesvararaja, realizando cuarenta y ocho votos. El número dieciocho es una promesa de ayudar a la liberación de los seres sintientes, permitiéndoles morar en un reino fuera del espacio-tiempo lejos del daño, la enajenación y la explotación que imposibilitan su extinción o Nirvana.
Se trata de una corriente Mahāyāna por su insistencia en el derecho a la iluminación de todos los seres. Un perro, un fantasma hambriento, incluso un ser infernal son virtualmente Budas. Un principio doctrinal que exige enfocarse en las circunstancias de la vida cotidiana de los laicos. Su énfasis soteriológico parte de ver en la impermanencia e insustancialidad del propio yo solo la realidad de Buda. Es Buda quien actúa, y a falta de oportunidades para observar el Dharma budista, los fieles pueden disipar las ilusiones entregándose a la devoción. Es una ayuda en tiempos basados en la acumulación de poder de los poderosos y egoísmo extremo.
La Tierra Pura se refiere a este Paraíso donde se promete no el placer estático e ilusorio de los devas o divinidades, sino una mejor oportunidad para la liberación nirvánica. Al reino occidental de Dharmakara se le conoce como “Sukhavati” en sánscrito, “Jílè”, última dicha, “Ānlè”, dicha pacífica, o “Xītiān”, cielo occidental, en chino, y Gokuraku”, última dicha, o “Anraku”, dicha pacífica, en japonés. Para algunos comentaristas, se trata de otro reino muy lejos de este mundo donde se puede renacer por la entrega devocional. Un área del universo destinada a su nirvanización donde no existen ya formas animales, hambrientas o furiosas, salvo pájaros especiales que predican el Dharma. Para otros comentaristas, la Tierra Pura es adual, este mismo mundo que solo parece impuro por efecto de lo que proyectan nuestras mentes.
En términos filosóficos, la propuesta de la fe simple en Amida es una oportunidad para invertir la lógica de la subjetividad egoísta. Nadie es el centro del tiempo, el espacio, de los valores o del pueblo que es la humanidad. Nadie tampoco “tiene” un poder propio, sino que es parte de una cooperación universal antecedida por la luz todo poderosa de Amida, la alteridad radical. El devoto admite orgánicamente que no puede solo, convencido de la futilidad del propio poder, ahora en progresiva trasformación en una confianza ilimitada en el otro.
Se trata también de una forma de arrepentimiento simple que el pensador de la Escuela de Kioto Hajime Tanabe denominaba “metanoética” o “zangedō”, una suerte de disposición que toma el lugar de los problemas sin respuesta de la filosofía que lamentablemente fundamentan nuestras sociedades. A pesar de sus diferencias cosmológicas con el cristianismo, la Tierra Pura tiene grandes semejanzas con doctrinas como la Sola Gracia protestante, por ejemplo, al asegurar que es Amida o que es Cristo, el otro poder, quien inicia nuestra salvación, siendo las obras de nuestro yo no un poder autónomo, autocreado, desligado, suficiente.
El propio Amida es la eficacia de nombre. Su repetición es lo que se conoce en sánscrito como “buddhānusmṛti”, pensar en el Buda, invocar al Buda, recordar al Buda. Una práctica muy similar a la del “Zikr” sufí, el recuerdo de Allah o Dios. Maestros como el monje Hōnen aseguran que la sola repetición diez veces del mantra de Amida, “niànfó” en chino y “nenbutsu” en japonés, asegura el renacimiento la Tierra Pura. Esa es la oración del errante Kūya:
Namo Amituofo.
Namu Amida Butsu.
Me encomiendo a Amida.
En resumen, el budismo de la Tierra Pura no puede entenderse sin el Buda Amida y su nombre. En Pijama Surf queremos compartirles El “Sukhāvatīvyūha”, el gran discurso de Siddhārtha Gautama sobre el Buda Amida, traducido por el reverendo Myoren, budólogo, autor y monje budista ordenado en la milenaria escuela Tendai japonesa, fundador y líder de la Escuela del Loto Reformada y la Sangha Shingi Hokke de Puerto Rico y de Colombia:
Así he oído. Una vez el Buda se encontraba en Sravasti, en el Jardín de Anathapindika, junto a 1,250 bhikhus, todos Arhats, tales como Shariputra, Maudgalyayana, Mahakasyapa, Mahakappina, Mahakatyayana, Mahakaustila, Revata, Suddhipanthaka, Nanda, Ananda, Rahula, Gavampati, Pindola-Bharahaga, Kalodayin, Vakkula, Anirruda y otros grandes discípulos. Junto a ellos se encontraban muchos Bodhisattvas, como el Príncipe del Dharma Manjusri, el Bodhisattva Maitreya, el Bodhisattva Gandhahastin y muchos otros. También estaban presentes innumerables seres celestiales, como Indra, Sakra, Deva y Brahma.
Entonces, el Buda se dirigió a Shariputra diciendo: Desde aquí hacia el Oeste, más allá de diez millones de Tierras Búdicas, existe un mundo llamado Sukhavati (la Tierra Pura de la Felicidad), donde reside un Buda conocido como Amida, quien proclama el Dharma en este momento. Shariputra, ¿por qué se llama ese mundo la Tierra Pura de la Felicidad? Porque todos los seres que ahí moran no sufren ninguna miseria sino que disfrutan la mayor felicidad. Por eso se llama Sukhavati.
A su alrededor, Sukhavati está adornado con siete líneas de terrazas, con cortinas de mallas de siete capas y con siete líneas de árboles enjoyados, todos embellecidos con cuatro tipos de joyas (oro, plata, berilo y cristal). Por eso se llama Sukhavati.
Además, Shariputra, en Sukhavati hay lagos llenos de las siete joyas (oro, plata, lapislázuli, cristal, berilo, cornalina roja y corales), en los cuales fluyen aguas de las ocho cualidades meritorias; su fondo está cubierto de arena de oro puro; sus orillas en las cuatro direcciones y los caminos que los bordean están hechos de oro, plata, lapislázuli y cristal. Sobre ellos se encuentran preciosos pabellones adornados con oro, plata, lapislázuli, cristal, berilo, cornalina roja y corales. En los lagos hay flores de loto tan grandes como ruedas de carrozas, de color azul irradiando luz azul, de color amarillo irradiando luz amarilla, rojas irradiando luz roja, blancas irradiando luz blanca; hermosos, puros y fragantes. Así, Shariputra, es Sukhavati, llevado a todos los seres a un estado tan glorioso de excelencia a través de los méritos del Buda Amida.
Además, Shariputra, en esa Tierra Pura se escucha constantemente el sonido de la música celestial. Seis veces, cada día y cada noche caen, como lluvia, flores celestiales Mandaravas sobre el suelo dorado. Al amanecer, los habitantes de esa tierra las recogen y llenan sus canastos con esas maravillosas flores para ofrecerlas con reverencia y veneración a los millones de Budas de las demás direcciones y luego retornan a su propio lugar para practicar el Dharma. Shariputra, así es Sukhavati, llevado a todos los seres a un estado tan glorioso de excelencia a través de los méritos del Buda Amida.
Además, Shariputra, en esa tierra hay muchas variedades de maravillosos pájaros de muchos colores: cigüeñas blancas, pavos reales, loros, cisnes, jivajiras, kalavinkas7 y muchos más. Cantando armoniosamente día y noche, proclaman las cinco raíces de las virtudes, los cinco poderes, el Sendero Séptuplo del Bodhi y el Noble Sendero Octuple de la santidad y todos los Dharmas nobles. Sus canciones animan los pensamientos de los habitantes de esa tierra a que mediten sobre el Buda, el Dharma y el Sangha. Shariputra, no pienses que esos pájaros nacieron por la causa de un mal karma. En esa Tierra Pura no existen los Tres Reinos Inferiores (infiernos, espíritus hambrientos y los animales). ¿Cómo podrían manifestarse donde ni siquiera sus nombres son conocidos? El Buda Amida trajo esas criaturas a la vida a través de la transformación espiritual de sus virtudes con el propósito de propagar con su canto los múltiples sonidos del Dharma.
Shariputra, cuando el viento sopla sobre los árboles enjoyados y mueven las cortinas preciosas suavemente, se emite una melodía fina y digna como si miles de orquestas tocaran en armonía, y las mentes de todos los que la escuchan se llenan con pensamientos del Buda, el Dharma y el Sangha. Así, Shariputra, es Sukhavati, llevado a todos los seres a un estado tan glorioso de la excelencia a través de los méritos del Buda Amida.
¿Por qué crees, Shariputra, que ese Buda se llama Amida? El buda se llama Amitâbha porque el resplandor de ese Buda es infinito, iluminando sin obstáculos las Tierras Búdicas de las diez direcciones. Además, la vida de ese Buda y de sus habitantes se extiende por incontables asamkhyeyas de kalpas. Por eso igualmente se llama Amitayus. Solo han pasado diez kalpas desde que el Buda Amida ha alcanzado la Budeidad. Shariputra, junto a ese Buda hay incontables discípulos Sravakas. Todos alcanzaron el nivel de Arhat y su número es incontable. Igualmente, están presentes innumerables Bodhisattvas. Así, Shariputra, es Sukhavati, llevado a todos los seres al estado glorioso de la excelencia a través de los méritos del Buda Amitâbha.
Más aún, Shariputra, las personas nacidas en Sukhavati son Avarvartyas. Entre ellos hay muchos Ekajatiprati Budas que con una sola vida más logran el Despertar. Su número es inmenso e incontable.
Shariputra, todos los que escuchan esto deben desarrollar la ferviente aspiración de renacer en esa Tierra Pura para alcanzar el Despertar. Pero no se puede renacer en esa tierra careciendo de méritos y virtudes ni con la falta de buen karma. Shariputra, si hubiese hombres y mujeres virtuosos que, después de escuchar el nombre del Buda Amida, lo recitasen con una mente libre de distracciones durante un día, dos días, tres días, cuatro días, cinco días, seis días o siete días, en el momento de morir podrán ver delante de sus ojos al Buda Amida acompañado de su comitiva y dejar este mundo atrás en tranquilidad. La persona que mantiene firme la aspiración de renacer en Sukhavati, eliminando los apegos mundanos, con seguridad renacerá en la Tierra de la Felicidad del Buda Amida. Shariputra, conociendo esas ventajas, les doy esta enseñanza para que todos los que la escuchen tomen la resolución de renacer en la Tierra Pura del Buda Amida.
Shariputra, no solo alabo los méritos inconcebibles del Buda Amida. En el Este hay otros Budas, tales como el Buda Aksobhya, el Buda Merudvaja, el Buda Mahameru, el Buda Meruprabhasa y el Buda Manjudhvaja y muchos más. El número de esos Budas es incontable como los granos de arena del río Ganges. Con el fin de ser escuchado en tres mil galaxias, cada uno en su tierra, con su lengua extensa, transmite la Verdad diciendo: 'Todos los seres sintientes deben tener fe en este Sutra que alaba las incontables bendiciones de Sukhavati, completamente apoyado y protegido por todos los Budas.
Shariputra, en el Sur están los Budas Chandra-Suryapradipa, Yasahprabha, Maharchiskandha, Merupradipa, Anantavirya y muchos más, cuyo número iguala los granos de arena del río Ganges. Con el fin de ser escuchados en tres mil galaxias, cada uno en su tierra, con su lengua extensa, transmite la Verdad al decir: 'Todos los seres sintientes deben tener fe en este Sutra que glorifica las inconcebibles bendiciones de Sukhavati, completamente apoyado y protegido por todos los Budas.'
Shariputra, de igual modo, en el Oeste están el Buda Amitabha, el Buda Amitaskandha, el Buda Amitadhvaja, el Buda Mahaprabha, el Buda Maharatnaketu, el Buda Suddharasmi-prabha y muchos más, cuyo número iguala los granos de arena del río Ganges. Con el fin de ser escuchados en tres mil galaxias, cada uno en su tierra, con su lengua extensa, transmite la Verdad diciendo: 'Todos los seres sintientes deben tener fe en este Sutra que glorifica las bendiciones inconcebibles de Sukhavati, completamente apoyado y protegido por todos los Budas.'
Shariputra, de igual modo, en el Norte están el Buda Archiskandha, el Buda Vaisvanaranirghosa, el Buda Dushpra-dharsha, el Buda Adityasambhava, el Buda Jaleniprabha y muchos más, cuyo número iguala los granitos de arena del río Ganges. Con el fin de ser escuchados en tres mil galaxias, cada uno en su tierra, con su lengua extensa, transmite la Verdad diciendo: 'Todos los seres sintientes deben tener fe en este Sutra que alaba los méritos inconcebibles de Sukhavati, completamente apoyado y protegido por todos los Budas.'
Shariputra, también en el Nadir están el Buda Simha, el Buda Yasas, el Buda Yasahprabhava, el Buda Dharma, el Buda Dharmadhvaga, el Buda Dharmadhara y muchos más, cuyo número iguala los granitos de arena del río Ganges. Con el fin de ser escuchados en tres mil galaxias, cada uno en su tierra, con su lengua extensa, transmite la Verdad diciendo: 'Todos los seres sintientes deben tener fe en este Sutra que elogia los méritos inestimables de Sukhavati, completamente apoyado y protegido por todos los Budas.'
Shariputra, en el Cenit están el Buda Brahmaghosha, el Buda Nakshatraraja, el Buda Gandhottama, el Buda Gandhaprabhasa, el Buda Maharchiskandha, el Buda Ratnakusumasampushpitagatra, el Buda Salendraraja, el Buda Ratnotpalasri, el Buda Sarvartha-darsa, el Buda Sumerukalpa y muchos más, cuyo número iguala los granos de arena del río Ganges. Con el fin de ser escuchados en tres mil galaxias, cada uno en su tierra, con su lengua extensa, transmite la Verdad diciendo: 'Todos los seres sintientes deben tener fe en este Sutra que glorifica los inconcebibles méritos de Sukhavati, completamente apoyado y protegido por todos los Budas.'
Ahora, Shariputra, ¿cuál es la razón por la que este Sutra se llama el 'Sutra Apoyado y Protegido por todos los Budas'? Shariputra, si un hombre virtuoso o una mujer virtuosa escucha este Sutra, lo mantiene y recita los nombres de todos los Budas mencionados en él, este hombre o esta mujer será protegido y guiado por todos los Budas y alcanzará la mente del Anuttarasamyaksambhodi (Supremo Despertar).
Por lo tanto, Shariputra, los que me escuchan deben aceptar y tener fe en mis palabras y en las enseñanzas de todos los Budas. El que se compromete con la promesa, sea ahora o en el futuro, de nacer en el Paraíso Occidental del Buda Amida alcanzará la mente de Anuttarasamyaksambodhi sin retrocesos.
Esto es verdad para todos los seres, los del pasado, los del presente y los del futuro. Por lo tanto, Shariputra, todos los hombres y mujeres virtuosos que confían en este Sutra deben comprometerse con la promesa de nacer en la Tierra Pura del Buda Amida.
Shariputra, al alabar los inconcebibles méritos y virtudes de todos los Budas, ellos por igual alaban mis inconcebibles méritos y virtudes diciendo: 'El Buda Shakyamuni realizó tareas muy raras y difíciles. En lugar de caer en las cinco impurezas de este mundo Saha: la ilusión del tiempo, la ilusión de las percepciones, la ilusión de las pasiones, la ilusión de la individualidad de los seres vivientes y la ilusión de una vida, él obtuvo el fruto de Anuttarasamyaksambodhi para beneficiar a todos los seres y transmitirles el Dharma, a pesar de que ellos respondan con dudas y difícilmente lo acepten.'
Shariputra, debes comprender cuán difícil es alcanzar la mente del Despertar y realizar la ardua tarea de predicar el Dharma en el Mundo Saha durante esta Era Decadente, en medio de la prevalencia de las cinco ilusiones.
Cuando el Buda terminó de recitar estas palabras, Shariputra, todos los bhikkhus, hombres, devas, asuras y demás seres presentes aceptaron la enseñanza con alegría y se propusieron llevarla a la práctica. entonces todos rindieron reverencia al Honrado por el Mundo y se marcharon.
Imagen: Buda de la luz infinita, Stanford, Centro Ho de Estudios Budistas.