*

La editorial Atalanta, en su colección Imaginatio Vera, nos entrega en español un estupendo libro sobre esta artista sueca y mujer emblema del arte abstracto. Una antología de especialistas reunidos gracias al Museo Guggenheim de la ciudad de Nueva York.

La sueca Hilma af Klint fue única en el sentido más verdadero de la palabra “artista”. Una técnica de la imagen lo suficientemente acertada como para transitar hacia otros códigos para lo que creamos que puede ser el mundo, distintos de suposiciones convencionales.

Hilma está en la abstracción del arte y, por tanto, en la historia del arte abstracto como versión de los orígenes del arte en general, la identidad entre las imágenes y su poder. Una visionaría sobre el trasfondo espiritual de la modernidad, su actualidad a-histórica contraria de aquellas posiciones retrógradas que ponen los términos de la experiencia en pasado.

En Pijama Surf proponemos a nuestros lectores libros que nos inviten a ese tipo de tránsito, y difícilmente hay uno más completo sobre esta mujer y técnica que: Hilma Af Klint, una antología de ensayos de editorial Atalanta que se basa en el seminario homónimo del Museo Guggenheim, celebrado en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, en octubre del 2018, en torno a las claves de una obra pictórica que sigue despertando un asombroso interés internacional más de cien años después de su creación. Claves diferentes de las convenciones actuales, y de aquellas propias de la transición histórica en Occidente entre el final del siglo XIX y el principio del XX.

Aunque esta diferencia en el trabajo de Hilma no la sitúa de ninguna manera como un ser ajeno a su tiempo, sino siempre atento como para poder trasportarlo a su interior más recóndito y amplio como cualquier secreto. Esta trasportación también fue el objetivo de variados movimientos espirituales, analizados en esta antología que la editorial Atalanta nos entrega en español, dentro de su colección Imaginatio Vera, gracias al traductor Francisco López Martín:

Movimientos de “experimentación” y “redefinición” de lo espiritual, nuevos a principios del siglo XX y que influyeron en Hilma, por ejemplo, la “teosofía” difundida por Helena Blavatsky o Annie Besant, o la “antroposofía” de Rudolf Steiner. Inspiración, propuesta o un reto para otros artistas como Vasili Kandinsky, Piet Mondrian, Kazimir Malévich y Georgiana Houghton.

La denominada “especulación teosófica” comparte características comunes en todas sus formas, entre ellas, una énfasis en la experiencia mística, la comunión o visión directa de una realidad más profunda a través de la intuición, la meditación, la revelación o cualquier método esotérico posible para ir más allá del estado de conciencia humana ordinario.

Este acento en el esoterismo es una revisión de la historia de las doctrinas, prácticas y nociones de las religiones, buscando en todas ellas una pretendida enseñanza “interna”, oculta en sus textos sagrados. En palabras del psicólogo estadounidense Ken Wilber:

La religión exotérica o “externa” es mítica, una religión tremendamente literal, que cree, por ejemplo, que Moisés separó las aguas del Mar Rojo, que Cristo nació de una virgen, que el mundo se creó en siete días, que una vez llovió literalmente maná del cielo.

La religión exotérica es, fundamentalmente, una cuestión de creencias, no de evidencia.

La religión esotérica, por el contrario, consiste en un conjunto de experimentos personales que llevas a cabo científicamente en el laboratorio de tu propia conciencia.

Como toda ciencia que se precie, la religión esotérica no se basa en las creencias o los deseos, sino en una experiencia directa válida y verificada públicamente por un grupo de iguales que también han llevado a cabo el mismo experimento.

La antroposofía de Steiner no se aleja mucho de esta experimentación a contracorriente de las creencias de la fe y el sentido común, teniendo como premisa el contacto del intelecto humano con esta intimidad espiritual. Para este filósofo, científico y artista austríaco, se trata de un acceso para el pensamiento puro, sin embargo, universalmente accesible mediante facultades latentes en todos los seres humanos. Desde su punto de vista, las generaciones pasadas habrían participado, en alguna medida, de los procesos del mundo a través de una “conciencia onírica”. Mejorar la consciencia actual puede volver a permitirnos percibir esta realidad procesada gracias a una percepción independiente de los sentidos, algo que no sería “psicopatológico”, sino “psiconormal”, en el entendido de que existen estas facultades latentes.

Sin reservas, y desde su sólida formación artística, fuerte personalidad creativa e incansable inquietud espiritual, Hilma af Klint pretendió abrir este contacto convencida de que el arte como encuentro con una imaginación cifrada es experiencia. Reflejaría de su propia época una nueva conversión a lo sutil, instigada por una nueva relación con lo intangible de la que las ciencias fueron también partícipes, por ejemplo, con el descubrimiento de los rayos X y las ondas electromagnéticas. Una nueva religiosidad en el espacio liberal de la Europa entre los siglos XIX y XX, abstraída en el universo visualmente intenso de esta artista sueca.

Experiencia de lo interior en el color y detrás de un rico en una serie de obras abstractas que su autora nunca mostró en público. Una técnica conciliadora de la dualidad del mundo para vivenciar su unidad inherente, el anhelo de trascendencia, y lograr, en sus palabras:

…una imagen primigenia…

Similar al tránsito dentro del siglo XII de la mística alemana, fundadora benedictina, escritora, compositora y también pintora Hildegarda de Bingen, Hilma pintó esa relacionalidad que vive aquello, eso y esto que es uno, esa trascendencia ilimitada que late en la inmanencia, en la imaginación activa que dejaría de ser “imagen” e “imaginable” en pasado:

Soy la vida ardiente de la esencia de Dios; soy la llama que brilla sobre la belleza de los campos; brillo en las aguas; ardo en el sol, la luna y las estrellas. Y con el viento del aire, avivo todas las cosas vitalmente mediante una vida invisible que todo lo sustenta.

Hildegarda de Bingen.

La vida es una farsa si una persona no sirve a la verdad. Hay que ver más profundamente.

Hilma Af Klint.

Los textos de la maravillosa antología Hilma Af Klint, Visionaria pertenecen a: Daniel Birnbaum, director del Moderna Museet de Estocolmo y editor de Artforum. Julia Voss, doctora en Historia del Arte, escritora en la sección de Cultura del Frankfurter Allgemeine Zeitung. Tracey Bashkoff, conservadora jefa del Museo Guggenheim. Isaac Lubelsky, doctor en Historia por la Universidad de Tel Aviv y especialista en teosofía. Linda Dalrymple Henderson, catedrática del Centenario David Bruton y profesora emérita de la Universidad de Texas. Marco Pasi, profesor asociado de Historia de la Filosofía Hermética en la Universidad de Ámsterdam.

 

Imagen: Hilma af Klint y su arte, Revista Yaconic.