*

¿Por qué miles de personas en el Japón y a lo ancho del planeta siguen contemplado el arte de Tōshi Yoshida con la misma actualidad con la que fue grabado? ¿Por qué sus viñetas e ilustraciones de libros para niños transmiten salvajismo y una paz reconfortante?

Tōshi Yoshida fue hijo del maestro del grabado Hiroshi Yoshida. Iniciando su camino en el dibujo con apenas tres años de edad, aprendió a imprimir en madera tan solo entrando a la adolescencia. Estudiaría pintura al óleo durante una estancia en la Pacific Art School de la isla Whidbey, estado de Washington, y en 1930 podría autodescubrirse en un viaje junto a su padre, realizando bocetos de India, Malasia y otros países del sudeste asiático.

En 1938, sería seleccionado por vez primera para la exposición Taiheiyo Gakai. Derrotado el imperio japonés, en 1947 presentaría Shallow Sea Sunshine en la exposición Nitten, solo para retirarse tres años después del Taiheiyo Gakai, fundando el Plus Artist Group. Formaría parte de la Japan Print Association, y, cooperando con la Sociedad Japonesa de Nueva York, iniciaría un periodo de conferencias, introduciendo técnicas tradicionales de impresión en madera en todo Estados Unidos y Europa. Visitaría Cuba, México y África Oriental, adoptando desde entonces los motivos animales que llenaron su obra. Regresaría a la India, conocería Australia y la Antártida, pintando los animales salvajes de cada una de estas regiones únicas.

Establecido el Centro Cultural Mima en 1955, adaptándose un antiguo edificio de escuela primaria y secundaria en la aldea de Mima de su país natal, prefectura de Nagano, Tōshi brindaría instrucción técnica en grabados en madera, cristalería y cerámica.

Este maestro visual también se daría a conocer como ilustrador de historias. Su Serie de libros ilustrados de animales africanos, iniciada en 1982, cuenta con un total de diecisiete volúmenes. Con la obra Hajime no Kori ganó el Premio Especial Elba de la Feria Internacional de Libros Infantiles de Bolonia. Ganaría también otros premios internacionales, como el Picture Book Nippon, el Sankei Children's Publishing Culture y el International Owner List.

Las obras de Tōshi se caracterizan por hacer de la delicadeza una atmósfera, inseparable tanto del desenvolvimiento más primitivo de la naturaleza, como de la expresividad ilustrativa más moderna. Esto en parte se explica por la influencia de su padre, aunque su preferencia por los animales es parte de un sello propio. Su trabajo para libros infantiles sigue siendo muy popular hoy en día debido a su trasmisión de una profunda y reconfortante calidez.

La obra de este maestro japonés se encuentra en colecciones museográficas de todo el mundo, incluido el Museo de Arte Moderno de Nueva York, el Museo Británico, el Museo de Bellas Artes de Boston, el Museo de Arte de Seattle y el Museo de Arte de Portland. Aunque habría que decir que la “gráfica” de Tōshi nunca podría ser “museológica”, ni siquiera lógica. No se tratan de georealidades, personas y animales que han sido fosilizados o que intentarían escapar si pudieran. No se revuelven fuera de su mundo, sino que lo habitan en una expansión que ocupa el lugar cero propio del espacio, el lugar absoluto de la actividad viva, la verdad viviente.

Como escribió Orhan Pamuk, escritor turco y Premio Nobel de Literatura:

¡Mirad qué maravilloso es vivir! ¡Mirad qué maravilloso es ver! Estoy en todas partes. La vida comienza conmigo y regresa a mí. Tened fe en lo que os digo.

 

Imagen de portada: "La danza del amor eterno", Tōshi Yoshida (1994)