Nadar en aguas de tiburones: la película 'Bank of Dave' de Netflix
Arte
Por: Alejandro Massa Varela - 05/14/2024
Por: Alejandro Massa Varela - 05/14/2024
Hechos reales que parecen ficción. Un relato cómico que intenta convencer más con la farsa que el propio carácter moral de su personaje de carne y hueso, un hombre de negocios de la ciudad Burnley, Inglaterra, en pugna con la élite bancaria londinense.
Dave Fishwick abandonó la educación media llevándose consigo solo determinación y agallas. Este chico ambicioso de dieciséis años lograría convertirse en el principal proveedor de minibuses de su país, y como muchos multimillonarios, también en un personaje de la televisión. A diferencia de figuras que humillan a la clase trabajadora como Donald Trump, la exitosa serie para Channel 4, Bank of Dave, fue, sin embargo, parte de una misión de su protagonista: crear un banco propio no solo exitoso, con ganancias en tan solo medio año, sino basado en ayudar a pequeñas empresas abandonadas por las instituciones convencionales.
Dave se interesó en este tema consternado por la crisis económica del año 2008. Retomaría el propósito original de la banca que estaba más allá de ofrecer dinero y lucrar con los intereses: hacer crecer patrimonialmente a las personas, además de ofrecer consejos prácticos para enfrentar las dificultades de la economía actual. Si había desinterés en confiar en los clientes, Dave decidió convertirse él mismo en un prestamista. Inició su banco solo, prometiéndose no aceptar grandes salarios y donar todas las ganancias a la caridad.
Con el mismo nombre de su programa de televisión, Bank of Dave entró a la lista de los libros más vendidos del Sunday Times Business. En 2023, Netflix lanzó su propia versión de este hijo de Burnley, una película homónima de la pluma de Piers Ashworth, con la dirección de Chris Foggin, y producida por Matt Williams, Karl Hall y Piers Tempest.
Con actuaciones de Rory Kinnear, Joel Fry, Phoebe Dynevor, Hugh Bonneville, Paul Kaye, Jo Hartley y Cathy Tyson, esta historia de Fisherman's Friends, sobre un hombre que gana a depredadores bancarios con las reglas de un sistema que creían controlar, reproduce con gran tino una fórmula familiar. Bank of Dave va en la misma línea de muchas comedias británicas y de películas como Erin Brockovich del año 2000, recurriendo a personajes cálidos y desamparados de la vida real, que se vuelven fuertes enfrentándose a grandes tiburones.
Rory Kinnear maneja de manera magistral el engreimiento de Dave, un tipo con los pies en la tierra que conoce la pobreza y el éxito empresarial, fastidioso e inadecuado para ser banquero a ojos de los “poshos”, los aún más engreídos graduados de Eton, la “upper class” británica que apenas puede creer que un “chav” quiera meterse en su negocio.
La codicia es mala. Esta puede que sea una conclusión paradójicamente difícil de aceptar para muchos desposeídos del siglo XXI. Sin ir más lejos, muchos argentinos pobres votaron a Javier Milei. Pero quizá Bank of Dave lo hace más fácil gracias a sus momentos divertidos o conmovedores, aunque muchos de ellos sean completamente ficticios, como un discurso para llorones fáciles que da el protagonista en el estadio Turf Moor de su ciudad natal. Ir directamente a Google para comprobar la verosimilitud de la película no ayuda mucho.
Sin embargo, el mensaje se vuelve mucho menos discutible para la gente del común si se anima a revisar hechos de nuestra economía financializada. Buscar también en Google nombres como “Barings”, “Crédit Lyonnais”, “Riggs” o “JP Morgan” abre los ojos. Y quizá algunos también abran su corazón al saber que la institución de Dave ha prestado treinta millones de libras y que todas sus ganancias, en efecto, son retribuidas a la sociedad.