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Quetzalcoatlus northropi: la enorme bestia alada que surcó los cielos del Cretácico

Ecosistemas

Por: Agatha Capote - 04/26/2023

Descubre al "Quetzalcoatlus northropi", el animal volador más grande de la historia, que habitó en Norteamérica hace 70 millones de años

El Quetzalcoatlus northropi es un animal prehistórico que vivió en el periodo Cretácico superior, hace aproximadamente setenta millones de años. Se trata de un pterosaurio, un grupo de reptiles voladores que habitó la Tierra durante la era de los dinosaurios. Sin embargo, el Quetzalcoatlus northropi destacó por su enorme tamaño, convirtiéndose en el animal volador más grande que se conoce hasta la fecha.

Representación del Quetzalcoatlus northropi en su hábitat natural (Imagen: Universidad de Texas en Austin/Escuela Jackson de Geociencias)

Representación del Quetzalcoatlus northropi en su hábitat natural (Imagen: Universidad de Texas en Austin/Escuela Jackson de Geociencias)

El Quetzalcoatlus northropi medía alrededor de diez metros de largo, con una envergadura de alas de hasta doce metros, lo que le permitía volar grandes distancias. Su cuello y su pico eran muy largos y estrechos, lo que sugiere que se alimentaba principalmente de peces. Además, se cree que su cuerpo estaba cubierto de pelo o plumas, lo que le ayudaba a mantener la temperatura corporal y protegerse del frío durante los vuelos nocturnos.

'Restitución a la vida del Quetzalcoatlus', Johnson Mortimer (Wikimedia Commons)

"Restitución a la vida del Quetzalcoatlus", Johnson Mortimer (Wikimedia Commons)

El Quetzalcoatlus northropi habitó principalmente en Norteamérica, aunque también se han encontrado fósiles en Sudamérica. Se cree que vivió en zonas costeras, cerca de lagunas y ríos, donde podía encontrar su alimento y podía descansar. Su enorme tamaño y capacidad de vuelo lo convertían en un depredador formidable, capaz de cazar incluso a otros animales voladores más pequeños.

Modelo de Quetzalcoatlus northropi junto a un hombre de 1.8 m de estatura (Imagen: Twitter)

Modelo de Quetzalcoatlus northropi junto a un hombre de 1.8 m de estatura (Imagen: Twitter)

El nombre Quetzalcoatlus northropi fue propuesto por el paleontólogo estadounidense Douglas A. Lawson en 1975, en honor a la deidad mesoamericana Quetzalcóatl y a John K. Northrop, un ingeniero y diseñador de aviones estadounidense. La elección del nombre Quetzalcóatl se debe a que este dios mesoamericano era representado como una serpiente emplumada y el Quetzalcoatlus northropi es un animal volador con un cuello y pico alargados que se asemejan a los de una serpiente.

Representación alegórica contemporánea del dios Quetzalcóatl

Representación alegórica contemporánea del dios Quetzalcóatl

Por su parte, John K. Northrop fue uno de los diseñadores del Northrop B-2 Spirit, un avión militar estadounidense que tiene una forma similar a la de los pterosaurios. La elección de su nombre se debió a que Northrop había demostrado una gran habilidad en el diseño de estructuras ligeras y resistentes, algo que también se puede observar en el esqueleto del Quetzalcoatlus northropi.

John K. Northrop junto a un bombardero XB-35 (ca. 1948) / Wikimedia Commons

John K. Northrop junto a un bombardero XB-35 (ca. 1948) / Wikimedia Commons

De esta manera, el nombre Quetzalcoatlus northropi se convierte en un homenaje a la historia y a la tecnología, pero también es una forma de acercarnos a la fascinante fauna prehistórica que habitó nuestro planeta.

Se cree que algunos animales actuales podrían ser descendientes evolutivos del Quetzalcoatlus northropi. Por ejemplo, se ha sugerido que las aves zancudas, como las garzas y las cigüeñas, podrían haber evolucionado a partir de los pterosaurios. Además, algunos científicos han propuesto que los murciélagos podrían ser también descendientes de los pterosaurios, incluyendo al Quetzalcoatlus northropi.

En resumen, el Quetzalcoatlus northropi fue un animal prehistórico sorprendente, que destacó por su enorme tamaño y capacidad de vuelo. Su aspecto y hábitat nos permiten conocer más sobre la fauna del periodo Cretácico y su posible relación con animales actuales abre la puerta a nuevas investigaciones sobre la evolución de los seres vivos.


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Imagen de portada: shadowshador​ / Flickr