¿Con qué ojos observamos la diversidad y riqueza cultural de México?
Dioses de México es el primer trabajo documental del italiano Helmut Dosantos como director. Más que un documental tradicional con diálogos, voces y un retrato dinámico, es el testimonio visual de las caras de todos los Méxicos que habitan una misma geografía.
Dioses de México tiene una fotografía imponente. Desde el inicio, un ojo en un cráter atrapa la mirada del espectador. Esta ojo parece la mirada de esos Méxicos, llamándonos a observar detenidamente cada rostro y cada forma de vida.
El documental está dividido en siete partes, cinco de las cuales son una mirada majestuosa a las caras de los pueblos indígenas que habitan el territorio mexicano.
Cada rostro es una forma de vida auténtica que merece ser reconocida y valorada, y de la cual vale la pena aprender.
Una de las características más brillantes de este documental es que al no tener diálogos y ser prácticamente una secuencia de fotografías, el espectador puede interpretar cada plano y cada imagen de manera muy libre. Pero aunque nos invita a la libre interpretación, el documental nos muestra una realidad objetiva que nadie puede negar: los pueblos indígenas, campesinos, mineros y trabajadores de este país han sido invisibilizados durante siglos. Es momento de voltear a verlos, reconocerlos y, sin apropiarnos de una voz que no es nuestra, escuchar y exigir condiciones dignas de vida para ellos. No es casual que el título del documental llame "Dioses" a todas aquellas comunidades que tienen prácticas, tradiciones y saberes milenarios.
Además de la belleza de la fotografía, la edición del sonido es digna de celebrarse. En una entrevista con La Jornada, Dosantos explicó lo siguiente:
En el rodaje grabábamos más sonido que imagen. Llevamos muchos micrófonos, de toda gama, de muy buena calidad y un equipo de sonido específicamente para poder grabar frecuencias muy pequeñas en el desierto que los aparatos que normalmente se utilizan para cine no captan. La idea era crear un universo sonoro fuera de cuadro que realmente te define lo que ves en pantalla. Este proyecto es una película sonora a 70% y 30%, sin quitarle el poder a la imagen.
A pesar de esta última afirmación, es muy complicado imaginar la potencia del sonido sin lo impactante de las imágenes. Que este documental no tenga diálogos es también un recordatorio de que el lenguaje no sólo es hablado; también se expresa en las miradas, en las vestimentas, en las actividades productivas y tradiciones de cada comunidad. Todo ello habla a través de Dioses de México.
La mayoría de las fotografías tiene como protagonistas a personas mayores, con gestos muy particulares que probablemente quienes no venimos de entornos ni indígenas ni campesinos no podemos comprender. Pero sorprende que sean tan pocas las caras jóvenes, por lo menos en las fotografías, casi como evocando un pasado en proceso de olvido y un presente que no parece muy alentador. En las partes del documental en las que hay más movimiento sí observamos personas jóvenes, quienes nos invitan a un presente dinámico y vivo, como en las comunidades afromexicanas de Guerrero y Oaxaca o los jóvenes mineros. Dos caras que no pueden ser obviadas: la de las comunidades casi borradas y la del futuro que sostiene una gran parte de la producción económica de este país.
El documental se realizó con el apoyo del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI) y tendrá cinco proyecciones gratuitas en el Auditorio Jaime Torres Bodet del Museo Nacional de Antropología:
Miércoles 15 de junio - 11:00, 13:00 y 18:00 hrs.
Jueves 16 de junio - 11:00 y 13:00 hrs.
Además, desde el 13 de junio y hasta el 3 de julio de 2022, las fotografías que son parte de este documental estarán en exhibición en la galería del recinto en Avenida Reforma, en Chapultepec.