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En un mundo cada vez más caótico e incierto, es esperable que la idea de la muerte nos aterre. ¿Cómo vivir nuestras vidas sin que ello nos angustie y abrume todo el tiempo?

La conciencia de la muerte es uno de los elementos que hacen que culturas y civilizaciones enteras se construyan y desarrollen un lenguaje. La finitud es la condición de posibilidad para relacionarnos con otras personas y con el mundo que nos rodea. Todos sabemos que vamos a morir, y una vez que comprendemos el concepto de la muerte, este conocimiento no se pierde. No podemos desaprender que moriremos.

También sabemos que la muerte es parte de la vida, el desenlace que cualquier ser vivo tiene que atravesar. Sin embargo, los seres humanos somos los únicos que tenemos conciencia de este hecho. 

Cada cultura resuelve de manera particular las emociones que pueden resultar de esta conciencia (miedo, angustia o alivio, por nombrar sólo algunos). Las actitudes frente a la vida y la muerte varían en el tiempo y la geografía. 

En la Antigua Roma, una de las maneras para mitigar la angustia frente a la muerte era la frase latina memento mori. Como hemos señalado en otros espacios, el significado de esta frase no es "recuerda que morirás" sino que se trata de una expresión más que da cuenta de la caducidad de la vida. En este sentido, el significado más apropiado de memento mori es "recuerda la muerte"

 

¿Es vigente este significado de memento mori?

Recordar morir no significa pensar todo el tiempo y en todo momento en nuestra muerte. Vivir pensando todo el tiempo en morir sería insostenible. 

Memento mori era la frase que se usaba para recordarles a los militares que dejaran a un lado la soberbia, pues la condición mortal es inherente a todo ser humano

¿Qué podemos tomar de esta frase para hacernos la vida más llevadera? 

Existen condiciones estructurales que nos sobrepasan y no podemos cambiar: violencia, guerra, malas condiciones económicas, pocas oportunidades laborales dignas, relaciones efímeras, entretenimiento barato, etc. Aunque todo lo anterior nos indigne, ciertamente no podemos vivir en la queja y la indignación constantes. No obstante, hay espacios y momentos que nos recuerdan la ligereza y la alegría de vivir. Memento mori es un recordatorio de esto. Recordar que estamos aquí de paso puede hacer nuestra experiencia en el mundo mucho más placentera y significativa

¿Qué hay después de la muerte? Seguramente la mayoría nos hemos hecho esta pregunta, para la que no existe una respuesta 100% satisfactoria. Quizá vale la pena fijar nuestra atención en otra pregunta: ¿qué podemos encontrar en lo inevitable de la muerte? 

Por lo general, pensamos la muerte desde nuestra propia vida y las características particulares de nuestros contextos. No es lo mismo la vida de una mujer empobrecida que la de una mujer de clase alta. ¿Qué pasaría si nos preguntáramos cómo vivir nuestra vida desde la conciencia de lo inevitable de nuestra muerte? ¿Qué cambiaría? Probablemente nos tomaríamos las cosas más a la ligera, nuestros problemas dejarían de ser paralizantes, escogeríamos mejor a las personas con las que nos relacionamos y estaríamos más en contacto con nosotros mismos y nuestros deseos. Tal vez no se acabarían nuestras angustias, pero no serían tan abrumadoras. 

No podemos escapar de la muerte, pero sí podemos elegir llevar una vida mucho más significativa


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Imagen de portada: Life and Death Contrasted, An Essay on Woman (1770) / Public Domain Review