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Teorías de conspiración y nueva ola hacen que Rusia coquetee con la vacunación obligatoria

Sociedad

Por: Luis Alberto Hara - 07/03/2021

Funcionarios públicos rusos deberán vacunarse o podrían perder su empleo

Rusia fue el primer país en aprobar una vacuna, la Sputnik V y empezó su campaña de vacunación hace más de seis meses. Sin embargo, sólo ha logrado vacunar con una dosis al 16% de la población. Esto no se debe a que falten las vacunas o a que no se hayan podido organizar vacunaciones de manera masiva. 

En realidad Rusia, con una población de 144 millones de personas, podría fácilmente hoy estar en una situación similar a Estados Unidos y tener a más de la mitad de la población vacunada. Pero no es así, y el país euroasiático esta viviendo una nueva ola de covid-19 focalizada en Moscú. En los últimos días se han superado diariamente más de veinte mil casos y se ha registrado el número más alto de muertes. Las razones son complejas, pero una parte importante se debe a las teorías de la conspiración que abundan en Rusia, algo a lo que el mismo gobierno ruso ha contribuido.   

Según cifras reportadas por Al Jazeera, el 62% de los rusos no quiere ser vacunado y el 56% dice no temerle al virus. Algunas personas no confían en la calidad de la vacuna rusa, a la que Putin ha comparado con un rifle Kalashnikov, famoso por ser infalible. La vacuna rusa ha sido aprobada en otros países, pero localmente es vista con sospecha.

Además, muchos rusos creen que la vacunación y la pandemia son pruebas de la existencia de un gobierno global o de un "nuevo orden mundial" que busca controlar a la población e implementar su agenda. Estas ideas han sido promovidas por el mismo régimen de Putin, que anteriormente se ha presentado como haciendo frente al poder global, como un bastión de autonomía en un mundo controlado por fuerzas oscuras.

Como muestra Adam Curtis en sus dos más recientes documentales, la administración rusa ha incorporado tácticas de desinformación y manipulación de la percepción desde hace años como uno de los ejes que le han permitido a Putin y a su grupo mantenerse en el poder por más de veinte años. Central en esto ha sido el papel de Vladislav Surkov, quien se desempeñó como Jefe Diputado Primero de la Administración Presidencial y es considerado el principal ideólogo del régimen. Surkov trabajó antes en agencias de relaciones públicas y tiene una formación en literatura y arte. Según Curtis, la política rusa ha usado el teatro político y las teorías de conspiración (incluso contra ellos mismos) para crear una atmósfera enrarecida en la que nadie sabe qué es verdad y qué es mentira. 

El resultado es que el pueblo ruso no cree en el gobierno y sospecha de toda campaña masiva burocrática (también como una herencia indeseada del pasado soviético). Algunas personas creen que, más que estar en contra de la vacunación y la ciencia, es una forma de protesta contra el gobierno (aunque seguramente son las dos cosas).

En respuesta, el gobierno ruso ha iniciado una campaña masiva en la que los restaurantes no podrán servirle a personas que no tengan certificado de vacunación o presenten una prueba de covid-19 negativa. De manera controversial, también gran parte de los servidores públicos tendrán que vacunarse si no quieren perder su empleo. El personal de bancos e instituciones educativas tendrá que vacunarse antes del 15 de agosto para no perder su puesto. El gobierno ha dicho que no es una vacunación obligatoria, pues las personas tienen la libertad de buscar otro empleo. En otras provincias se busca atraer a las personas con pequeños montos de dinero, regalos, billetes de lotería o pases para museos.

Mientras tanto, se ha desarrollado un mercado negro de certificados de vacunación para las personas que no quieren vacunarse pero quieren participar en la vida civil. 

Y en medio de toda esta crisis, la ciudad de San Petersburgo recibió este viernes a los aficionados de España y Suiza en los cuartos de final de la Eurocopa 2020.


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Imagen de portada: Flickr